Según los investigadores, las piedras pertenecían a anillos y se cayeron de estos porque el pegamento que las mantenía unidas probablemente se disolvió en los baños de vapor
Un grupo de arqueólogos descubrió una treintena de piedras semipreciosas casi 2.000 años después de que sus dueños las perdieran en unas antiguas termas situadas en la actual localidad inglesa de Carlisle, cerca del Muro de Adriano, fortificación creada para defender la frontera norte del Imperio romano en Gran Bretaña.
Según los investigadores, las piedras pertenecían a anillos y se cayeron de estos porque el pegamento que las mantenía unidas probablemente se disolvió en los baños de vapor. Como resultado, simplemente acabaron en los desagües de las piscinas cuando estas fueron vaciadas para su limpieza.
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Estas gemas, algunas de las cuales tienen solo unos pocos milímetros de diámetro, cuentan con unas imágenes grabadas, cuya exquisita artesanía sugiere que en el momento de su creación, a finales del siglo II o III, eran objetos bastante caros, por lo que su pérdida debió causar gran disgusto a sus propietarios, informa The Guardian.
Por ejemplo, una amatista está decorada con una Venus sosteniendo una flor o un espejo. En otro hallazgo, un jaspe marrón rojizo, está grabada la imagen de un sátiro sentado en unas rocas cerca de una columna sagrada.
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De acuerdo con Martin Henig, de la Universidad de Oxford, aquellos habitantes del imperio se enfrentaban a un dilema al que todavía nos enfrentamos hoy en día: o perder sus objetos de valor en el agua o dejarlos fuera y correr el riesgo de que caigan en manos de un ladrón mientras se nada. Esto se refleja en las ‘tablillas de maldición’ encontradas en esta y otras excavaciones, que tenían como objetivo vengarse de los responsables de los hurtos.
Una de estas maldiciones estaba dirigida al potencial ladrón de un anillo: “Mientras alguien, ya sea esclavo o libre, guarde silencio o sepa algo al respecto, puede ser maldito en sangre, ojos y todos los miembros e incluso tener todos los intestinos completamente devorados si ha robado el anillo”.
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Las termas donde se realizaron los hallazgos de las gemas grabadas, conocidas como intaglios, lindaba con la principal fortaleza del Muro de Adriano. En el lugar se acuartelaba la caballería de élite y muchos de los bañistas tenían relación con el corte imperial.
Varios otros objetos encontrados en las excavaciones, como azulejos con sellos imperiales, sugieren que el complejo de baños era un lugar monumental y de gran lujo.