Se determinó que este enorme torrente de cenizas, rocas y gases alcanzó velocidades de hasta 122 km/h, un 50% más rápido que cualquier otro que se haya observado anteriormente
Un grupo internacional de investigadores reveló que la erupción del volcán sumergido Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, que tuvo lugar el 15 de enero del año pasado en el archipiélago de Tonga, desencadenó un flujo de escombros submarinos altamente destructivo y de rápido movimiento nunca antes visto, informó este jueves el Instituto de Investigación del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda.
En una investigación, recientemente publicada en la revista Science, se reportó que el momento en que el material volcánico fue arrojado al océano se produjo un enorme torrente de cenizas, rocas y gases que viajó más de 100 kilómetros a través del fondo marino, alcanzando velocidades de hasta 122 km/h.
Los científicos explicaron que esta oleada fue un 50% más rápida que cualquier otra que se haya registrado anteriormente. Asimismo, mencionaron que la corriente piroclástica modificó el fondo marino alrededor del volcán, puesto que esta removió alrededor de 10 kilómetros cúbicos de material rocoso. Como resultado, se terminaron creando socavaciones y canales de más de 100 metros de profundidad.
Determinando su poder destructivo
Por otro lado, los autores del estudio detallaron que la potencia del flujo destruyó casi 200 kilómetros de cables de telecomunicaciones submarinos que se encontraban localizados a unos 80 kilómetros de distancia. La científica Emily Lane detalló que la combinación de los datos de los momentos y las ubicaciones de los daños ocasionados a dos cables submarinos le permitió a su equipo determinar las velocidades del torrente volcanoclástico.
“Lo que es impresionante es que el cable internacional de Tonga se encuentra en un valle del fondo marino al sur del volcán, lo que significa que el flujo tenía suficiente potencia para subir cuesta arriba sobre enormes crestas y luego volver a bajar”, señaló Lane.
Del mismo modo, el investigador Mike Clare sostuvo que “los hallazgos de este importante estudio” están siendo empleados por las compañías que fabrican cables submarinos con el propósito de “diseñar redes de comunicaciones más resistentes en regiones volcánicamente activas”. Además, reiteró que este medio de comunicación interoceánico es “una parte fundamental en nuestras vidas”, por lo que es necesario cerciorarse de su seguridad.
“En última instancia, el caso del volcán Hunga será motivo de un estudio vital para comprender mejor el riesgo que los volcanes submarinos y de aguas poco profundas representan para el entorno submarino y la infraestructura crítica del fondo marino”, indicaron los especialistas. De acuerdo con AFP, esta es la primera investigación en documentar las consecuencias relacionadas con la expulsión directa del material volcánico al mar.