Un cable de unos 100 metros de largo atravesaba la boca de la ballena y se le había enrollado a la cola, dejándola anclada a la trampa
Una joven ballena jorobada fue liberada por rescatistas en Alaska después de que la descubrieran enrollada en una trampa para cangrejos.
La historia del rescate empezó el 10 de octubre, cuando dos mujeres oyeron un sonido extraño cerca del Parque Nacional Glacier Bay, en el sur de Alaska. Decidieron averiguar de dónde provenía el ruido y pronto vieron una ballena jorobada dando vueltas en el agua a unos 100 metros del muelle. A la estela del cetáceo flotaban dos boyas que le impedían nadar libremente.
Las mujeres se pusieron en contacto con el centro de información para visitantes del parque y comunicaron que, cerca del muelle Gustavus, una ballena “tenía problemas para moverse libremente”, indica el Servicio de Parques Nacionales.
Rescatistas liberan a una ballena enredada en una trampa para cangrejos en Alaska
Un cable de unos 100 metros de largo atravesaba la boca de la ballena y se le había enrollado a la cola, dejándola anclada a la trampa. pic.twitter.com/msbNJyTC8K
— Sepa Más (@Sepa_mass) October 31, 2023
Al día siguiente, el 11 de octubre, cuando al lugar del incidente llegó una embarcación con el equipo de rescate, se observó que la ballena nadaba en un círculo cerrado en el sentido de las agujas del reloj que “parecía estar anclado intermitentemente al fondo del mar” por una trampa para cangrejos sujetada a un cable de unos 100 metros de largo, reza un comunicado de prensa de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Muy pronto, los miembros del equipo de rescate pudieron ponerse en contacto con el propietario del equipo de pesca, quien dijo que la trampa había desaparecido hacía tres días.
“Se había enredado de manera complicada, un cable atravesaba la boca de la ballena y se le había enrollado alrededor de la cola”, explicó Fred Sharpe, experto en ballenas de la fundación Alaska Whale Foundation.
“Imágenes de drones nos ayudaron enormemente a comprender cómo se había enrollado y a priorizar nuestros intentos para cortarlo”, precisó.
“En efecto, la ballena estaba sujeta, con el cuerpo fuertemente inclinado hacia un lado mientras nadaba en un círculo predecible en el sentido de las agujas del reloj cada vez que salía. La ballena también tenía una cicatriz curada distintiva en su espalda debido a haber sido golpeada por la hélice de un barco”, dijo el experto.
Finalmente, la tripulación pudo realizar varios cortes a la cuerda con herramientas especializadas diseñadas para mantener a los socorristas a una distancia segura de la ballena. Hacia el final del día, el enfoque estratégico dio sus frutos: la ballena iba ganando movilidad con cada corte de la cuerda.
El cetáceo pudo alejarse nadando, y dejó flotando en la superficie las boyas y la mayor parte de la cuerda y la trampa, que fueron recogidas por rescatistas posteriormente.