Más de 20.000 aves fueron sacrificadas en una sola granja avícola tras detectarse que ya casi un centenar habían muerto por la infección
Un brote de gripe aviar altamente patógena, la H5N1, fue detectado en una granja avícola del oeste de Bélgica, en el municipio de Dixmuda, informó este lunes la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA). Tras la muerte de no menos de 95 aves de corral por causa de la infección, la administración tomó la decisión de sacrificar al resto de ellas, un total de 20.100.
Asimismo, medios alemanes reportaron el viernes pasado que los veterinarios ordenaron el sacrificio de 11.500 pavos, después de detectar el virus gripal en una granja del estado federado de Brandeburgo. En el noroeste de Francia, fueron también los pavos la especie afectada por el virus, según el Ministerio de Agricultura, que elevó a ‘moderado’ el nivel de alerta nacional por la gripe aviar.
Otro brote se registró en los Países Bajos, en una granja de gallinas ponedoras, donde fue preciso sacrificar aproximadamente 110.000 de ellas, y también en un parque zoológico, en el que se ordenó el sacrificio de 90 aves para prevenir la propagación del virus.
La gripe H5N1 ha provocado el sacrificio de cientos de millones de aves de corral en todo el mundo durante los años recientes. Sus brotes en Europa ocurren normalmente en otoño e invierno y, además de los países mencionados, han sido detectados este año en Italia, Croacia y Hungría. En esta última nación, la infección diezmó en noviembre la población de grullas, específicamente en algunos famosos lugares de sus rutas de migración.
Los peligros de la gripe aviar no se limitan al daño económico ocasionado a la avicultura, sino que son también “una gran preocupación para la salud pública”, recuerda la OMSA en su sitio web. “Aunque los virus de la influenza aviar circulan siempre entre las aves de corral, a veces se identifican casos esporádicos en humanos”, advierte el organismo.
La Organización Mundial de la Salud contabilizó en julio pasado solo ocho casos de contagio en personas, que fueron atribuidos a un contacto estrecho con aves infectadas o un ambiente contaminado.
“Con la información disponible hasta el momento, el virus aparentemente no es capaz de ser transmitido fácilmente de una persona a otra, pero la vigilancia es necesaria para identificar cualquier evolución del virus que puede cambiarlo”, valoró en aquel entonces la directora de prevención de epidemias y pandemias de la OMS, Sylvie Briand.