La carrera espacial y aérea es sinónimo de innovación, también en la manera de alimentarse de los integrantes que participan en increíbles viajes experimentales y científicos que han puesto a prueba el ingenio de la Humanidad
A finales de la década de 1960, un laboratorio asociado a la agencia espacial estadounidense hizo una petición a Nestlé: producir alimentos compactos sin migas con la esperanza de que la compañía les pudiera ayudar.
La solicitud fue muy inusual, pero también lo era la propia situación: El hombre iba a poner un pie en la luna, algo impensable unas pocas décadas antes.
Nestlé aceptó el desafío y lo superó, contribuyendo a la histórica expedición Apollo 11, con su experiencia en nutrición y elaboración de productos alimenticios.
Alimentos compactos y sin migas
Las migas son un elemento no definido en el espacio. No sólo son una molestia, sino que por la ingravidez en la cápsula espacial también significan un peligro pues pueden meterse en los ojos de los astronautas o, peor aún, desplazarse hacia los paneles eléctricos, donde podrían provocar un incendio.
El informe de la NASA fue muy específico: los cubitos de comida no se debían desmigar ni un poco. No sólo no tenían que desprender migas, sino que también tenían que tener un cierto valor nutricional, contener una cantidad fija de grasa y, por supuesto, ser sabrosos.
Los cubitos espaciales de Nestlé, elaborados completamente con productos naturales concentrados, se presentaron en cuatro sabores: fresa, cacahuete, coco y chocolate, y cumplieron con los estrictos criterios nutricionales definidos por la NASA. Y eran lo suficientemente pequeños como para comerlos de un solo bocado.
Pero estos cubitos espaciales no fueron los únicos productos de Nestlé que llegaron al espacio.
Café en el espacio
Los astronautas en la misión del Apolo 11 eran grandes consumidores de café, un placer terrenal al que no querían renunciar mientras viajaban por el espacio y se lo pidieron también a Nestlé. El momento no podría ser mejor: la compañía acababa de desarrollar un proceso de liofilización que conservaba los aromas y sabores originales del café. Finalmente, Taster’s Choice, el equivalente estadounidense de Nescafé Gold, “aterrizó” en el menú de los astronautas.
Beber café en el espacio tenía importantes desafíos: la reducción de la presión del aire en la cápsula espacial significaba que el agua hervía a una temperatura más baja, lo que hacía más difícil de lo normal que el café se disolviera, pero eso no desalentó a los astronautas a obtener su dosis de café.
También en la misión Solar Impulse
Unas décadas más tarde de haber prestado su experiencia en nutrición a la histórica misión Apollo 11, Nestlé apoyó también el Solar Impulse, el primer intento de volar 35,000 km alrededor del mundo en un avión con energía solar, desarrollando comidas y snacks pensados para los pilotos Bertrand Piccard y André Borschberg.
Con un total de 500 horas de tiempo de vuelo, el desafío fue una prueba de resistencia sin precedentes, que involucró grandes variaciones de temperatura y condiciones climáticas y el paso de largos períodos de tiempo en una pequeña cabina cerrada.
Mientras volaban, los pilotos comían alimentos nutricionalmente personalizados, todos investigados, desarrollados y suministrados por Nestlé, desde risotto de hongos y gratinado de patatas hasta yogures y cereales para el desayuno.
En el espacio, a gran altura o en tierra, Nestlé ha estado a la vanguardia de la innovación alimentaria durante más de 150 años, desarrollando productos nutritivos y sabrosos.