Berlín – La líder conservadora Angela Merkel fue investida ayer como canciller de Alemania, por cuarta vez consecutiva, tras obtener la mayoría absoluta en la votación en el Parlamento.
“Juro que dedicaré mis fuerzas por el bien del pueblo alemán, para aumentar sus beneficios, evitarles perjuicios, velar por la Constitución y las leyes del Estado, cumplir minuciosamente con mis obligaciones y ejercer justicia para todos. Con ayuda de dios”, juró la mandataria.
Casi seis meses después de las elecciones generales de Alemania, el nuevo Gobierno de coalición de Merkel con los socialdemócratas comienza así su andadura en un escenario político marcado a nivel interno por la irrupción de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), tercer partido más votado y líder de la oposición en el Parlamento.
El presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, aplaudió que se haya puesto fin “al tiempo de inseguridad e incertidumbre” y pidió al nuevo Ejecutivo recuperar la confianza perdida de los ciudadanos. Para ello “no es suficiente un refrito de lo antiguo”, declaró justo antes de nombrar oficialmente a los 15 ministros que acompañarán a Merkel en su cuarto mandato.
“Este Gobierno debe probar su eficacia de manera nueva y diferente”, afirmó Steinmeier, quien recordó la importancia de hablar con los ciudadanos, para lo que es necesario contar con “diálogos abiertos”.
Con 364 votos de los 688 votos válidos de los diputados presentes en el Bundestag, Merkel se mantiene así al frente de la mayor economía de Europa y extenderá a 16 años el Gobierno que asumió en 2005, igualando a quien fuera su mentor dentro de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Helmut Kohl.
La votación fue seguida desde la tribuna como es habitual por su madre, Herlind Kasner, y por primera vez por su marido, Joachim Sauer, a quien se le vio muy ocupado escribiendo con su portátil o con su móvil.
La reelección se daba por segura gracias a la mayoría absoluta que otorga la alianza de Gobierno sellada entre conservadores y socialdemócratas. La CDU, la Unión Cristianosocial (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD) tienen en conjunto 399 escaños en el Bundestag.
Con el Parlamento más fragmentado de la historia de Alemania desde que en 1953 se introdujera la cláusula del cinco por ciento de votos exigidos para contar con representación parlamentaria, el mayor de la historia del país, Merkel tuvo que afanarse desde las elecciones del 24 de septiembre para lograr formar un Gobierno de coalición.
Nunca antes el país europeo necesitó tanto tiempo para formar Gobierno. De la incertidumbre de las primeras semanas al ver el ascenso de AfD se pasó al descontento de una opinión pública que contemplaba incrédula cómo los políticos elegidos en las urnas eran incapaces de formar un Ejecutivo.
El retraso en la formación de Gobierno se debió al intento de Merkel de forjar una inédita alianza con liberales y ecologistas, después de que los socialdemócratas, tras sufrir su peor resultado histórico desde 1949, descartaran categóricamente formar una nueva alianza y anunciaran a bombo y platillo que pasarían a la oposición.
El fracaso del primer intento para formar una alianza a finales de noviembre dejó patente un cambio interno en Alemania: atrás quedaron los años de consenso y formaciones rápidas de Gabinetes.
La pelota volvió al tejado del SPD. Finalmente, la presión social y política les empujó a sentarse a negociar con los conservadores en un intento por evitar nuevas elecciones en el país. Tras días intensos de negociaciones y después de lograr el voto a favor de los delegados y de los militantes, el SPD dio luz verde al nuevo Gobierno a principios de este mes.
La investidura tiene lugar dos días después de la firma formal del contrato de coalición de Gobierno por parte de Merkel, del líder de la CSU, Horst Seehofer, y del presidente interino del SPD, Olaf Schulz.
Comienza así la nueva legislatura de Merkel, que ha logrado mantenerse en el puesto, adonde llegó por primera vez en 2005. El primer mandato fue con el SPD, el siguiente gobernó con el Partido Liberal como socio menor y ya en su tercero, que finalizó el pasado mes de septiembre, retomó el modelo inicial de sellar una coalición con los socialdemócratas. Esta alianza entre los dos principales partidos del país será la que rija ahora hasta 2021.