Un experimento con ondas sísmicas ayudó a lograr un avance en el mapeo de su estructura interna
Un equipo de científicos dirigido por la Universidad de Utah logró avances significativos en la comprensión de la formación y estructura del enigmático núcleo interno del planeta. Creen que las ondas sísmicas de los terremotos ayudarán a desentrañar los secretos de esta zona oculta. Esta bola sólida de metal en el centro de la Tierra de 2.442 kilómetros de diámetro es “como un planeta dentro de otro planeta”. Su existencia hace posible la vida en la superficie.
El enigmático núcleo interno
Cómo se formó, creció y evolucionó el núcleo interno de la Tierra a lo largo del tiempo sigue siendo un misterio. Aunque esta esfera representa menos del 1% del volumen total de la Tierra, es responsable del campo magnético del planeta. Este campo se crea por la convección que ocurre dentro del núcleo externo líquido, que se extiende 2.260 kilómetros por encima del núcleo sólido más interno. Sin este campo, la vida, como la conocemos hoy, quizás no sería posible.
“Es como un planeta dentro de otro planeta que tiene su propia rotación y está desacoplado por este gran océano de hierro fundido”, explicó el sismólogo de la Universidad de Utah, Keith Koper, supervisor del estudio. “El objetivo de nuestro estudio era tratar de mirar dentro del núcleo interno”, comentó Koper. “[…] todavía hay cosas que se desconocen al respecto”, agregó.
Señales sísmicas para mirarnos por dentro
Con el auxilio de ondas sísmicas originadas por los terremotos el equipo de investigación está tratando de sondear sus misterios. Las mejores herramientas para estudiarlo son las ondas sísmicas de los movimientos telúricos que se propagan desde la delgada corteza del planeta y vibran a través de su manto rocoso y su núcleo metálico.
Los científicos aprovecharon un conjunto de datos especiales generados por una red global de sensores sísmicos creados para monitorear explosiones nucleares que garantiza el cumplimiento del tratado internacional que prohíbe este tipo de ensayos.
Guanning Pang, geólogo la Universidad de Cornell y autor principal del estudio, analizó ondas sísmicas de 2.455 terremotos, todos ellos de magnitud superior a 5,7. La forma en que estas ondas rebotaron en el núcleo interno ayudó a mapear su estructura interna.
Buscando una aguja en un pajar
“Esta señal que regresa del núcleo interno es realmente pequeña. El tamaño es del orden de un nanómetro”, subrayó Koper. “Lo que estamos haciendo es buscar una aguja en un pajar. Por eso estos ecos y reflejos son muy difíciles de ver”, puntualizó.
El núcleo interno es como un tapiz de diferentes “tejidos” y no la masa homogénea que una vez asumieron los científicos, plantea Pang. “Por primera vez confirmamos que este tipo de falta de homogeneidad está en todas partes dentro del núcleo interno”, señaló. “Nuestro mayor descubrimiento es que la falta de homogeneidad tiende a ser más fuerte cuando se profundiza“, recalcó Pang.
“Creemos que este tejido está relacionado con la rapidez con la que crecía el núcleo interno. Hace mucho tiempo el núcleo interno creció muy rápido. Alcanzó un equilibrio y luego empezó a crecer mucho más lentamente”, señaló por su parte Koper. “No todo el hierro se volvió sólido, por lo que algo de hierro líquido podría quedar atrapado en su interior”, concluyó. El estudio fue publicado recientemente en la revista Nature.