Se estima que entre los siglos XVI y VXIII, unas 4.000 escocesas acusadas de brujería fueron torturadas para obtener confesiones y ejecutadas en virtud de una ley que definía la brujería como un delito punible con la muerte
El año pasado, la parlamentaria escocesa Natalie Don presentó una propuesta de proyecto de ley para indultar a miles de personas, la gran mayoría de ellas mujeres, que fueron condenadas y ejecutadas en Escocia bajo la Ley de Brujería de 1563. El proyecto también buscaba garantizar que fueran reconocidas como víctimas de un error judicial. En su opinión, no impartir justicia póstuma a las miles de perseguidas era “prolongar la misoginia”.
Sin embargo, la iniciativa, que contaba en ese entonces con el respaldo de grupos feministas y de la entonces ministra principal del país, Nicola Sturgeon, del Partido Nacional Escocés (SNP), fue archivada por el Gobierno escocés a falta de apoyo general, informa este lunes The Times.
De acuerdo con el diario británico, lo que habría llevado al SNP a abandonar la legislación habría sido la reorganización en sus filas, luego de que Sturgeon dimitiera de su cargo y como líder del partido en marzo pasado y Don fuera nombrada como ministra de la Infancia del entrante ministro principal, Humza Yousaf. Un portavoz del Gobierno escocés explicó a The Times que la decisión de Don de unirse a la nueva Administración dejó sin patrocinador al proyecto de ley. Por norma parlamentaria, los ministros escoceses no pueden promover proyectos de ley de los diputados. Además, “los ministros no tienen planes de legislar en esta área”, indicó.
Pese a esta situación, Claire Mitchell, una reconocida defensora penal que dirige la campaña Brujas de Escocia, aseguró haber recibido el apoyo de todos los partidos políticos para revivir la legislación e informó que están comprometidos en encontrar un reemplazo a Don como impulsora.
Se estima que entre mediados del siglo XVI y el siglo VXIII, unas 4.000 escocesas acusadas de brujería fueron torturadas para obtener confesiones y ejecutadas en virtud de una ley que definía la brujería como un delito punible con la muerte, sin identificar específicamente qué constituía el delito. La caza de brujas en Escocia comenzó a tomar gran impulso a partir de 1590, hasta que en 1736, el Parlamento británico derogó tanto su ley de brujería como la escocesa.