Un ejemplar del tiburón más grande que jamás haya existido en la Tierra dejó caer el diente hace aproximadamente 3,5 millones de años en el océano Pacífico
Un equipo de investigadores acaba de describir un relevante hallazgo: un diente fosilizado de megalodón que encontraron parcialmente incrustado en el fondo del océano. Se trata del “primer registro ‘in situ'” de un fósil de este extinto tiburón recuperado de las profundidades del mar, en el lugar exacto donde cayó tras desprenderse del animal.
Un tiburón muda hasta 40.000 dientes a lo largo de su vida y el ‘Otodus megalodon’, el escualo más grande que jamás haya poblado los océanos del planeta, no era una excepción.
Dado que el esqueleto de este depredador ápice, que vivió desde el Mioceno medio hasta el Plioceno, hace aproximadamente entre 23 y 3,6 millones de años, estaba formado en gran parte por cartílagos, que rara vez se fosilizan, su forma e incluso su tamaño son aún objetos de discusión por la sencilla razón de que lo único que queda de estas gigantescas criaturas marinas son sus dientes.
Cool new paper about a megalodon tooth discovered and collected by ROV at 3,000 m. This is the first in-situ record (i.e. not dredged up) from the deep sea. pic.twitter.com/bZNLu3mJjt
— Tyler Greenfield (@TylerGreenfieId) December 14, 2023
Los hallazgos de estos enormes dientes, algunos de los cuales alcanzan el tamaño de un palmo humano, son bastante frecuentes en playas y hoy forman parte de colecciones privadas y de museos.
Sin embargo, hasta ahora no se había descubierto ningún diente en la misma posición en la que se depositó hace millones de años, indican los autores del estudio, publicado en Historical Biology: An International Journal of Paleobiology.
El diente fue encontrado en el fondo del océano Pacífico a una profundidad de unos tres kilómetros.
La muestra se recolectó en un monte submarino aislado ubicado en una región geológicamente compleja entre las montañas del Pacífico Medio y la cordillera de las Islas de la Línea, en el Pacífico Central, que se caracteriza por numerosos montes submarinos aislados intercalados entre varias cadenas volcánicas submarinas lineales.
Tras extraer el diente del fondo oceánico y examinarlo, los investigadores comprobaron que, aunque tiene la punta rota, en general está casi tan afilado como cuando su dueño estaba vivo.
Según las estimaciones preliminares, el diente data de hace 3,5 millones de años. Es decir, se desprendió de un megalodón en la época en la que la especie comenzó a extinguirse.