Raz Peri, que intentó sacrificarse para salvar a otros en un refugio, acabó siendo el único superviviente
Raz Peri, un paciente de cáncer de 20 años, sobrevivió tras echarse sobre granadas lanzadas por Hamás en un intento de salvar a las personas de su alrededor durante el ataque del grupo palestino en el festival Supernova. El periódico The Times cuenta su historia.
El joven cuenta que ese día salió de casa a las cinco de la mañana para acudir al evento, con la esperanza de bailar unas horas, pero 50 minutos después se encontraba en un refugio al borde de la carretera huyendo de los disparos. Con él había otras cuatro personas: un hombre de unos 50 años, un matrimonio joven y una mujer.
De repente, oyó a unos hombres que se acercaban hablando en árabe, lengua que él entiende porque su padre es un judío yemení y su madre, siria. Raz corrió hacia los militantes para resistir e intentar salvar a las demás personas. Agarró el arma de uno de ellos y la apuntó hacia el suelo en el momento en que el hombre disparaba. Otro miembro de Hamás, al ver el forcejeo, disparó varias veces. Sin embargo, en lugar de impactar en Peri la bala hirió mortalmente al palestino.
Peri volvió a entrar al refugio con los demás, y poco después se acercaron nuevos miembros de Hamás que lanzaron granadas dentro del escondite. Y en ese momento Peri se abalanzó sobre ellas.
Fragmentos de metralla que le atravesaron las piernas y los brazos y le impactaron en un costado, pero él siguió consciente. Prestó primeros auxilios a un herido, mientras otro intentó salir al exterior y era ametrallado, al igual que su esposa.
El propio Peri fingió estar muerto y se cubrió con el cuerpo de la mujer fallecida cuando los militantes abrieron fuego de nuevo. Le hirieron en el estómago, pero eso tampoco acabó con su vida. Al cabo de un rato, dijo, cuando las cosas se calmaron, fue en busca de ayuda a un pueblo cercano, donde fue testigo de una terrible destrucción.
Peri encontró a una familia en una de las casas, pero las comunicaciones no funcionaban, por lo que permaneció con el dueño de la casa en el pasillo esperando ayuda, ambos con un cuchillo en las manos. Cuando llegaron los rescatadores, el hombre y la mujer que se habían quedado en el refugio habían muerto.
En su lucha contra el cáncer, Peri practica yoga y meditación y sigue una dieta basada en plantas. Cree que fue la meditación lo que le salvó la vida, aunque el entrenamiento que recibió mientras hacía el servicio militar probablemente también ayudó.
“Quiero que todas las personas de esta vida que piensen como yo sean fuertes. No miren atrás, miren al frente, crean en ustedes mismos y crean que podemos hacer del mundo un lugar mejor. Podemos hacerlo”, declaró.