Científicos de una universidad alemana reconstruyeron con lujo de detalle los movimientos de un animal que vivió antes del Jurásico
Un grupo de científicos hizo caminar los restos fosilizados de un gigante lagarto del período Pérmico. El reptil, perteneciente a la especie Orobates pabsti, vivió hace casi 300 millones de años en lo que hoy es Alemania, pero se conservó en estado completo en dos ejemplares.
Los científicos no solo disponen de los esqueletos, hallados hace dos décadas, sino también de las huellas bien conservadas que habían dejado en el suelo a su paso. Todo este material ha permitido a los paleontólogos reconstruir sus articulaciones y su manera de moverse. El análisis de cuatro especies de anfibios y reptiles vivientes contribuyó a que el resultado fuera más exacto.
El animal medía un metro y medio y tenía un cuerpo y cola largos con patas cortas y un cráneo pequeño. Los cálculos realizados demuestran que era capaz de caminar más erguido de lo que se podía pensar. Un modelo tridimensional ha permitido a los autores sacar alguna información adicional sobre los animales del Pérmico temprano, que recoge un artículo publicado este 17 de enero en la revista Nature.
“Con la ayuda de videos en rayos X de alta velocidad y mediciones de fuerza de diferentes lagartos y salamandras, pudimos investigar ante todo los principios de su mecánica de expansión”, explicó el primer autor del estudio, John Nyakatura. “Las propiedades mecánicas de los animales vivos fueron útiles para reconstruir el movimiento del fósil”.
El científico afirmó que este modelo animado no representa alguna idea final sobre la locomoción del reptil. En su opinión, que recoge un comunicado de la Universidad Humboldt de Berlín, es una novedosa herramienta de investigación que “ayuda a jugar sistemáticamente a través de diferentes variables”.
Los científicos esperan que su ensayo ayude a entender cómo los animales salieron de los océanos para conquistar tierra firme. Estiman además que este ejemplar particular era capaz de alejarse del agua mucho más de lo que se podía imaginar en aquellos primeros vertebrados.