El astronauta japonés Takuya Onishi y dos miembros de la tripulación volvieron a la Tierra después de completar su misión en la Estación Espacial Internacional, donde estuvo desde julio, según se conoció hoy.
De acuerdo con el reporte de la cadena estatal NHK, Onishi entró en la nave espacial rusa Soyuz el sábado junto a otros dos miembros de la tripulación.
La nave abandonó la Estación Espacial Internacional a las 0:35 UTC del domingo.
Aterrizó en una llanura de Kazajistán, en Asia central, sobre las cuatro horas UTC.
Según representantes del programa espacial japonés, se encuentra en buen estado de salud.
La astronáutica japonesa lleva funcionando indistintamente desde la década de 1960, pero se reforzó en los últimos años ante una política de Gobierno enfocada en contrarrestar en muchas esferas la influencia y el desarrollo alcanzado por China, que logró completar su primera misión espacial tripulada en 2003 y en 2013 hizo aterrizar en la luna una sonda lunar sin tripulación.
Por ello, ya se aprobó un nuevo Plan Espacial Básico que define las directivas oficiales del programa espacial hasta el año fiscal 2024.
En concreto, el nuevo plan permite utilizar los sistemas espaciales como la recopilación de información y la supervisión de naves con satélites artificiales con fines directos de garantizar la seguridad nacional.
Además, el plan fija el objetivo de efectuar hasta 45 lanzamientos de satélites artificiales y otros dispositivos en los próximos diez años, con una inversión total ‒entre pública y privada‒ del orden de cinco mil millones de yenes.
En los próximos 10 años se planea poner en órbita tres satélites de tamaño mediano con la lanzadera de grandes dimensiones H2A y cinco satélites de tamaño pequeño con la lanzadera compacta Epsilon para llevar a cabo misiones de exploración e investigación.
Según el proyecto, las misiones tripuladas ‘también se consideran con detenimiento y visión global’.
Además, en 2015, se anunció públicamente el plan de desarrollo del cohete de fabricación japonesa H3, que se prevé lanzar por primera vez en el año fiscal 2020.
A pesar de lo mencionado, Japón no cuenta con la tecnología necesaria para enviar misiones tripuladas al espacio y de vuelta a la Tierra sin la colaboración de otros países.
Por eso la única forma de que los astronautas japoneses salgan al espacio es a bordo de naves espaciales extranjeras, y hasta 2025 no les queda otro remedio, según expertos, que seguir utilizando naves estadounidenses o rusas.
Por otro lado, las críticas sobre la inversión excesiva dedicada a la exploración y la investigación espaciales en Japón impiden, de acuerdo con especialistas, prever por ahora la evolución de dichas actividades a partir de 2016.