La delegación de México ante la Organización de Estados Americanos (OEA) hizo estallar a la representación de Nicaragua tras decir que las tácticas políticas hechas en el caso de la destitución de 28 diputados opositores, “debilitan y prácticamente neutralizan” al grupo opositor de este país centroamericano.
“En el marco del respeto a la soberanía de Nicaragua, y sin pronunciarnos sobre la legalidad o no de dichas decisiones, expresamos nuestra preocupación por el impacto que esas medidas tienen, al debilitar y prácticamente neutralizar a la oposición en un momento en el que el país está inmerso en un proceso electoral muy importante”, dijo el embajador de la nación azteca, Luis Alfonso De Alba.
Esas fueron las palabras que hicieron rebalsar el vaso, entonces el representante de Nicaragua, Luís Exequiel Alvarado, claramente molesto porque su homólogo mexicano había llevado “los asuntos internos” de su país al seno de la organización continental.
“Es inadmisible esta conducta injerencista. No aceptamos este tipo de prácticas que afectan a la paz y a la seguridad nacional. A Nicaragua también le preocupa, como dice Amnistía Internacional, que en México persista la impunidad por violaciones graves de derechos humanos, las desapariciones, las amenazas contra periodistas”, dijo por su parte el diplomático centroamericano. “Con qué autoridad viene entonces México. Está siendo usado por las fuerzas injerencistas de Estados Unidos”, manifestó.
El embajador de México, ubicado junto a su colega nicaragüense, le respondió que su preocupación es “honesta” y que “no se trata de un acto injerencista”.
“Es un llamado para que el orden democrático en Nicaragua se fortalezca y preserve. (…) Todos los países tenemos dificultades y nos sentamos a resolverlas. Todos nos hemos comprometido con la Carta Democrática y el respeto a los derechos humanos, y hemos aceptado la supervisión externa para superar problemas”, dijo De Alba.
El representante nicaragüense, no miro del todo a su homólogo mexicano, insistió en que “si México se atreve a preocuparse por los procesos electorales, primero debe arreglar su casa”. “Primero se ordena la casa y después se va a ver el vecindario. No tirar piedras cuando tienes tejados de vidrio”, dijo Alvarado.
Mexicano abrió este debate
El diplomático azteca es uno de los representantes de mayor actividad dentro de la OEA a pesar de haberse incorporado hace poco en su cargo, trasladó este tema a la organización por primera vez tomando en cuenta el apartado de “otros asuntos” del Consejo Permanente ordinario semanal que se celebró en Washington.
De momento, el pronunciamiento más destacado en la OEA con respecto a la situación en Nicaragua fue el comunicado presentado el pasado lunes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano autónomo, para hacer pública su preocupación por la decisión del Parlamento de Nicaragua que destituyó 28 diputados de oposición tras una resolución del Consejo Supremo Electoral (CSE).
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Secretario OEA sin pronunciarse
Todavía el secretario general de la OEA, Luis Almagro, no ha hecho ningún pronunciamiento sobre la situación en Nicaragua, a pesar de hacer de manera activa y fuerte otras crisis del continente, como la práctica política y social en Venezuela, y, el proceso donde se destituirá a la presidenta brasileña suspendida, Dilma Rousseff.
Ninguno de los 32 Estados miembros restantes, ni tampoco Almagro, decidieron intervenir en este debate bilateral.
El próximo 6 de noviembre, Nicaragua estará eligiendo a su presidente, vicepresidente, 90 diputados nacionales y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano (Parlacen).