Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia se oponen a abrir sus fronteras a los productos cerealistas ucranianos, frente al temor de desestabilizar sus propios mercados.
El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, declaró el jueves que el bloque comunitario se verá obligado a aumentar las importaciones de grano ucraniano por tierra tras la suspensión del acuerdo sobre cereales, que preveía la accesibilidad a través de vías marítimas, a pesar de la solicitud de cinco países de la UE de que se amplíe la prohibición a las importaciones de productos cerealistas procedentes de Ucrania.
“Además de la ruta marítima, tenemos líneas de solidaridad [rutas fluviales y terrestres establecidas por la Comisión Europea en 2022 para los envíos de grano de Ucrania al bloque] que nos permiten exportar mucho grano a través de los puertos del mar Negro [de la UE], pasando por las fronteras de los Estados miembros de la UE con Ucrania. Este flujo debería aumentar”, expresó el diplomático a la prensa.
“Si se cierra la ruta marítima, tendremos que aumentar la capacidad de exportación de grano ucraniano a través de nuestros puertos, lo que supone un mayor esfuerzo para los vecinos de los ucranianos. Tendrán que contribuir más, abriendo las fronteras y facilitando el transporte para sacar el grano de Ucrania de los puertos del mar Negro. Esto exigirá un mayor compromiso de los Estados miembros”, instó el jefe de la diplomacia europea.
Las declaraciones de Borrell tienen lugar en medio del creciente descontento de cinco países de la UE ante la perspectiva de abrir pronto sus fronteras a las importaciones de productos agrícolas ucranianos. Se trata de Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia, que en abril prohibieron unilateralmente las importaciones de cereales y otros productos agrícolas ucranianos, considerando que los envíos desestabilizaban sus mercados nacionales.
Sin embargo, posteriormente levantaron esas medidas a cambio de que la Comisión Europea tomara la decisión de imponer hasta el 15 de septiembre un embargo a cuatro productos alimenticios procedentes de Ucrania: trigo, maíz, colza y semillas de girasol.
“No abriremos la frontera”
Tras la expiración del acuerdo sobre cereales el 17 de julio, la preocupación por la posible reanudación del flujo de productos agrícolas procedentes de Ucrania comenzó agudizarse de nuevo en estos países.
El martes, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, declaró que Varsovia “no se verá obligada a abrir el mercado en detrimento de los intereses del agricultor polaco”.
“Debemos reabrir la frontera [con Ucrania para productos cerealistas] en menos de dos meses, según la decisión de la Comisión Europea, el 15 de septiembre. Quiero dejar claro, aquí desde el Ministerio de Agricultura de la República de Polonia, que no abriremos esta frontera. O la Comisión Europea acepta elaborar […] una normativa que amplíe esta prohibición o lo haremos nosotros mismos”, advirtió.