El jefe del Pentágono llegará por primera vez a la base naval estadounidense en el este de Cuba para supervisar las operaciones en el enclave, entre ellas la marcha del centro de detención reactivado por Washington para albergar a inmigrantes con antecedentes criminales.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, viajará este martes a la base naval de la Bahía de Guantánamo para supervisar las operaciones en el enclave militar estadounidense al este de Cuba, entre ellas el centro de detención donde Washington aseguró enviará a inmigrantes con antecedentes criminales.
Este será la primera visita de Hegseth a la histórica estación naval desde que asumió el cargo hace apenas unas semanas, informó el lunes el Pentágono.
“El viaje del Secretario subraya el compromiso del Departamento de garantizar la seguridad y la eficacia operativa de la Estación Naval de la Bahía de Guantánamo”, indica el comunicado.
El jefe de las Fuerzas Armadas estadounidenses “recibirá información sobre todas las operaciones de la misión en la base, incluido el Centro de Operaciones Migratorias y el Centro de Detención de la Bahía de Guantánamo”, detalló el Pentágono.
“También se reunirá con miembros del servicio militar de EE. UU. en la base y a bordo del buque USS Thomas Hudner para agradecerles su servicio y conocer de primera mano sus experiencias en la Bahía de Guantánamo”.
Según el Departamento de Defensa, la base naval que EE. UU. mantiene desde hace unos 122 años en una porción de la Bahía de Guantánamo, “sirve como base de operaciones avanzada vital para la estabilidad regional y la seguridad marítima. También facilita la detención temporal de extranjeros ilegales que están a la espera de regresar a su país de origen u otro destino apropiado”.
El presidente Donald Trump ha hecho de la lucha contra la inmigración ilegal una piedra angular de su segundo mandato, durante el que ha prometido deportaciones masivas de indocumentados y personas con antecedentes criminales. Su administración se ha movido rápidamente para materializar su visión, entre ellos Pete Hegseth, quien en su primer viaje en el cargo llegó hasta la frontera sur con México para evaluar su estado.
Poco más de una semana desde su regreso a la Casa Blanca, Trump firmó una orden ejecutiva para instruir al Departamento de Defensa que reactivara y preparara el centro de detención para migrantes en la base naval de Guantánamo, con capacidad para unas 30.0000 personas. El mandatario dijo que el sitio albergaría a “los peores inmigrantes ilegales criminales que amenazan al pueblo estadounidense”.
A mediados de febrero, el Ejército informó que aumentaba gradualmente las capacidades del centro y que la base de Guantánamo tenía capacidad de momento para albergar a unos 2.500 inmigrantes no violentos.
El Comando de Transporte de Estados Unidos dijo a la Voz de América entonces que hasta el 14 de febrero había llegado al enclave al menos s cinco vuelos de migrantes en aviones de carga militar, en su mayoría con grupos de entre 10 y 15 detenidos.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien visitó la prisión a principios de este mes para supervisar uno de los vuelos, ha descrito repetidamente a los hombres como “asesinos y pandilleros viciosos” de Venezuela y como “lo peor de lo peor”.
Grupos en defensa de inmigrantes rechazan la estrategia del gobierno estadounidense y han impuesto demandas para evitar los vuelos, que Washington ha desestimado.
El pasado 21 de febrero, los 77 migrantes venezolanos que estaban detenidos en la base naval de Guantánamo, fueron trasladados hasta Honduras, donde fueron entregados a funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro para su retorno a Venezuela.