El papa Francisco se comprometió a que la Iglesia “no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido” abusos de tipo sexual y que “nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”.
Así lo expresó en su discurso final tras la cumbre histórica celebrada en el Vaticano ante 190 representantes de la jerarquía de la Iglesia católica para abordar la lacra de los abusos a menores por parte de clérigos.
El Papa quiso en su largo discurso puntualizar que la plaga de los abusos a niños “es universal y transversal” y para ello citó varios informes de instituciones internacionales, pero dejó claro que “esto no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia”.
“La inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética”.
Todo abuso es siempre una monstruosidad. En la justificada rabia de la gente, la Iglesia ve el reflejo de la ira de Dios. Tenemos el deber de escuchar atentamente este grito silencioso.
Y para ello, el papa dijo que “tiene que estar por encima de todas las polémicas ideológicas”, pero también criticó lo que consideró “las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses varios, los mismos dramas vividos por los pequeños”.
Después de estos tres días de debates en el Vaticano, dijo que ha llegado la hora “dar directrices uniformes para la Iglesia” aunque no citó, en realidad, medidas concretas o cambios en la legislación vaticana, y solo enumeró varios puntos para la lucha contra los abusos a menores.
El primero fue el de la necesidad de “defender a los menores y para ello instó a cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Iglesia”.