Esta nociva y destructiva enfermedad se ha propagado sin control por la región de Álamo, en el estado de Veracruz, en donde la actividad económica se centra en la producción de naranja
La producción naranjera en México se ha visto seriamente afectada por el huanglongbing (HLB) o ‘dragón amarillo’, una de las enfermedades más graves de los cítricos que ha provocado una disminución drástica de esta fruta en el estado de Veracruz, su principal productor a nivel nacional.
De acuerdo con un reciente informe del diario Excelsior, esta nociva y destructiva plaga se ha propagado sin control por los plantíos de la región de Álamo, en el norte del estado, en donde la actividad económica se centra en la producción de naranja. Se calcula que el HLB ha hecho que enferme el 70 % de las 170.000 hectáreas de las que disponía la entidad territorial. De este modo, se han dejado de producir dos millones de toneladas de naranjas y su precio en el mercado se ha incrementado.
Este fenómeno se ha visto acompañado por la sequía de los dos últimos años y el hecho de que las empresas dedicadas a la producción industrial de jugos se queden con un mayor volumen de naranja, lo que deja una menor oferta a los consumidores de la fruta. Al mismo tiempo, en vista de la escasez en Veracruz, las jugueras han comenzado a comprar materia prima en el norte del país, desencadenado una migración de productores citrícolas hacia campos como los del estado limítrofe de Sonora.
Se calcula que la región de Álamo cuenta con 60 empacadoras y tres empresas jugueras que manejan un promedio de 2.000 trabajadores. En el 2022, y según cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de México, Veracruz produjo casi la mitad del total de naranjas de toda la nación, siendo líder indiscutible en este mercado, con una gran ventaja sobre los demás estados.
El ‘dragón amarillo’, detectado por primera vez en México en 2009, es una plaga transfronteriza causada por una bacteria para la cual no existe cura conocida. Infecta la mayoría de las variedades de cítricos afectando su tamaño, forma y sabor. Se combate con abonos y fertilizantes insecticidas, pero estos resultan costosos, explica el diario La Jornada.
Lucha de años
La devastación provocada por la enfermedad huanglongbing no es un problema reciente. Los agricultores llevan al menos una década luchando contra el ‘dragón amarillo’ y las autoridades veracruzanas no han logrado poner en marcha estrategias que frenen su expansión. Al menos en dos legislaturas se han pedido inversiones para tecnología y aditamentos, sin lograr nada, detalla Excelsior.
De acuerdo con Blanca Lilia Arrieta, alcaldesa de Álamo, si bien se están promoviendo nuevas siembras de cítricos con abonos orgánicos para enfrentar la situación, se trata de una solución a largo plazo porque tendrá que pasar mucho tiempo para que nuevos árboles crezcan y den frutos. Mientras tanto, otras regiones naranjeras de la zona, como Martínez de la Torre, se dedican desde hace varios años al cultivo del limón, argumentando que es más resistente al ‘dragón amarillo’.
¿Exageran los citricultores?
En medio de las quejas y el descontento del gremio citrícola, desde la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca de Veracruz han minimizado la situación. Su titular, Evaristo Ovando, aseguró a finales de septiembre que 255.000 hectáreas no reportaban baja en la producción de naranja y limón, resaltando al mismo tiempo que se han implementado técnicas de siembra y fertilización orgánica.
Los productores también se han mostrado inconformes debido a que el precio de la naranja no está cotizándose como esperarían y ellos no están obteniendo buenas ganancias por la venta de sus cosechas. En cuanto a este aspecto, Ovando aseguró que esto es debido a que las jugueras están acaparando la fruta.
El 70 % de la producción de cítricos de la zona está en manos de cinco empresas. En ese sentido, indicó que los propios productores se fueron entregando a esas compañías, sobre todo a través de contratos, cediéndoles con ello el control de los precios. Finalmente, afirmó que los industriales tendrán que cuidar a los productores, mientras que el gobierno local y sus políticas públicas se encargan de mejorar las plantas y luchar contra las plagas.