“Es un crimen. Odio vivir aquí, pero el problema es que vivimos en un piso de alquiler”, explica uno de los afectados
El Ministerio británico de Defensa ha decidido recortar los ejercicios de las fuerzas ucranianas en Lydd Ranges, una base militar a las afueras de Dungeness (condado de Kent, Inglaterra), tras haber sido notificado del “enojo” que “las explosiones y el humo” causan en los residentes de la cercana ciudad de Lydd, que así se lo hicieron saber al ayuntamiento en una “serie de cartas”. En consecuencia, el ministerio acordó limitar el ruido y reducir los ejercicios en un tercio, reporta Daily Mail.
En una carta dirigida a la “buena gente de Lydd”, el teniente coronel Mark Powell, comandante de la base, agradeció al pueblo el apoyo que reciben al entrenar a las Fuerzas Armadas de Ucrania y se disculpó por el estruendo. “Entiendo que esto crea un ruido que va más allá del que normalmente se produce durante el entrenamiento de las fuerzas del Reino Unido en Lydd”, admitió el oficial.
“Hemos reducido la actividad de capacitación en un 30 por ciento. Hemos rescindido el uso de los efectos de humo más intensos y reduciremos la duración e intensidad de los efectos de sonido más fuertes”, explica Powell en la carta, en la que desea que la relación con los residentes locales se mantenga “sólida”.
“Odio vivir aquí”
Alan Smart, de 63 años, detesta vivir junto al cuartel de entrenamiento, pero no puede mudarse fácilmente debido al mercado de alquiler. “Las explosiones son realmente muy ruidosas. Hacen vibrar las ventanas. Es un crimen. Odio vivir aquí, pero el problema es que vivimos en un piso de alquiler”, explica el hombre, que exige que cierren la base militar.
Vivian Ford, de 69 años, y su marido Terry, de 66, llevan siete años viviendo frente al campo de entrenamiento militar. En los días de calor, mantienen las ventanas abiertas, pese al ruido constante, ya que necesitan un poco de aire. “Cuando sueltan las explosiones, hacen vibrar la casa”, se lamenta Vivian, que cuenta cómo un día estaba escribiendo una carta a mano y se le cayó el bolígrafo por el efecto de una explosión.
Sin embargo, también hay vecinos que no prestan mucha atención al estrépito de los ejercicios militares. A Dominic Button incluso le parece mal que reduzcan la actividad por el malestar de los vecinos. “Creo que es una tontería que hayan reducido los entrenamientos debido a las quejas. Yo lo entendería si perturbara el sueño, pero no entrenan todas las horas de la noche“, argumenta.
Unos 17.000 ucranianos han completado ya la formación de cinco semanas y, entre 2023 y 2024, el Reino Unido va camino de instruir a otros 20.000 a través de la Operación Interflex, informaron en junio las Fuerzas Armadas británicas a través de un comunicado.