El exguerrillero venezolano devenido en político y, más tarde en periodista, Teodoro Petkoff, uno de los más mordaces críticos del chavismo, murió el miércoles a los 86 años.
Petkoff fue un líder guerrillero comunista de los años 60, que renunció a las armas y abrazó la democracia para décadas para después combatir desde las páginas de los periódicos las ideas de la izquierda radical que antes rechazó.
Petkoff, quien nació en el poblado El Batey, en el estado petrolero de Zulia, estaba alejado del escenario político y periodístico desde comienzos de década debido a diversos padecimientos de salud, pero su nombre persistía a través del trabajo de TalCual, un tabloide que fundó en el 2000.
“Con mucho dolor y pesar tengo que anunciar que murió Teodoro Petkoff, en estos momentos solo puedo agradecer haber compartido estos años con él en TalCual”, escribió Xabier Coscojuela, director de TalCual, en un mensaje de Twitter.
En su mensaje en la red social, sin dar detalles, Coscojuela agradeció al exguerrillero por los años compartidos en la redacción del periódico y “la confianza que depositó en mí” en la dirección del periódico.
Como líder guerrillero, Petkoff escapó dos veces de una prisión de alta seguridad, como ministro se ganó el respeto de Wall Street y en la dirección del diario estampó su marca personal en el periodismo venezolano.
El editor, conocido por sacar al sol los trapos sucios de la política, osciló en los ya tradicionales extremos de la vida pública de América Latina, en donde las personas con un sentido de servicio a menudo se mueven entre mundos diametralmente opuestos: revolución y ortodoxia.
La presencia de Petkoff en el acontecer político de Venezuela es una historia con ribetes dramáticos. Hijo de padre búlgaro y madre polaca de origen judío que llegaron al país caribeño en la década de 1920, Teodoro se distinguió como estudiante en los años 50. En ese entonces, se unió al Partido Comunista y batalló en contra de la dictadura militar de la época.
El general Marcos Pérez Jiménez cayó en 1958, pero los comunistas fueron excluidos del gobierno por el temor del entonces presidente, Rómulo Betancourt, de despertar dudas en Washington sobre su gestión si compartía el poder con los comunistas y así acabar corriendo la misma suerte de su viejo compañero de partido, el expresidente socialdemócrata y escritor Rómulo Gallegos, quien fue derrocado por Pérez Jiménez, con el apoyo de Estados Unidos.
Inspirado en la revolución de Fidel Castro en Cuba, Teodoro y otros se unieron a las guerrillas y lanzaron acciones que incluyeron el secuestro de un coronel estadounidense.