Los partidarios de esta política argumentan que buscan la equidad y la seguridad de las mujeres en el mundo del deporte
El nuevo Gobierno de Nueva Zelanda está estudiando la posibilidad de prohibir la participación de atletas transexuales en el deporte femenino financiado con fondos públicos, informan medios locales.
La medida está liderada por el partido Nueva Zelanda Primero, que forma parte de la actual coalición gobernante. Andy Foster, portavoz de Deportes y Ocio de dicha formación política, afirma que con la medida buscan la equidad y la seguridad de las mujeres en el mundo del deporte.
“Si nos fijamos en algunos de los debates que se han producido en diferentes códigos deportivos de todo el mundo sobre las personas transgénero que han pasado de ser hombres a ser mujeres, sobre todo después de la pubertad, y en las pruebas sobre las ventajas que se producen en el peso, la velocidad y todo ese tipo de cosas, se compromete la equidad en las competiciones y, en algunos casos, también la seguridad”, declaró.
“Trazar una línea clara”
En este sentido, Foster indicó que consideran “muy importante” que los organismos deportivos que reciben financiación de las arcas del Estado tengan una “línea clara” para las mujeres.
“En el rugby, el atletismo y el boxeo se puede ver que la potencia, el peso y la velocidad se convierten en un verdadero problema. Si hay una adolescente contra un exadolescente, su niña saldrá lastimada”, continuó, si bien aclaró que la política no se aplicaría a todos los deportes, siendo una excepción, por ejemplo, la hípica.
Las mujeres trans que practican deporte representan tan solo el 0,14 % de la población del país oceánico. Esta política podría, por tanto, excluir a esas atletas de los deportes de base, ya que su escaso número dificultaría la formación de competiciones alternativas.
Kate Weatherly, atleta transexual y bicampeona nacional de ciclismo de montaña, teme que se obligue a las atletas a participar en competiciones masculinas o que se las deje de lado por completo. “Eso es profundamente triste. Es lo mismo que la exclusión. Se pierde el sentido del deporte comunitario. Todo el mundo debería tener acceso a los entornos sociales que puede aportar el deporte”, comentó.