La mujer requiere esa indemnización debido a que durante el matrimonio no podía trabajar por las tareas domésticas
Además de esta suma, el exmarido tendrá que pagar una pensión mensual de 350 euros (unos 380 dólares) durante tres años, actualizando la cifra en función del IPC. La decisión del procedimiento dicta que la separación le genera una situación de “desequilibrio” a la esposa, debido a que durante durante su convivencia no había encontrado un trabajo estable, al tener que dedicarse fundamentalmente al cuidado del hogar y la crianza de la hija de ambos. En total, desde que se casaron en 1996, la mujer trabajó fuera de casa solo 205 días.
Ella solicitó a aumentar la compensación hasta unos 183.600 euros (unos 200.000 dólares), calculados conforme al salario mínimo interprofesional que debería recibir a cambio de los años pasados de matrimonio. Además, la mujer argumenta que su expareja permaneció en la casa ya pagada, mientras que ella se ve obligada a alquilar.
Por su parte, el hombre también recurrió la sentencia, pues, aunque acepta que debe pagar una indemnización, discrepa sobre la suma de dinero (60.000 euros y 100 euros al mes) debido —esgrime— a la rapidez con la que su exesposa se reintegró en el mercado laboral en 2021.