En su libro “Agonía en el Bunker” se refirió al dictador Somoza sin decir su nombre : “ El que un día jugara a ser rey, había huido con su corte y sus soldados se habían quedado solos”. Narra circunstancias en su mediación de rendición de la Guardia Nacional cuando estuvo a punto de morir.
El Cardenal Miguel Obando y Bravo, en su libro “Agonía en el Bunker”, que fue publicado con sólo un tiraje de 5 mil ejemplares en segunda edición en el mes de Marzo del año 1990 en los talleres gráficos de la desaparecida Coprosa ,”Comisión de Promoción Social Arquidiocesana”, describe algunos aspectos relacionados con el comportamiento de los que fueron integrantes de la temida Guardia Nacional , GN, a pocas horas del avance de la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, sobre Managua para el asalto final de la Loma de Tiscapa donde estaban las instalaciones del ejército de Somoza. La guerrilla marchaba desde la ciudad de Masaya , León y otros lugares del país, el 19 de julio de 1979.
Ligero temor y dudas sobre la intención de la Guardia Nacional somocista hacia su persona
El Cardenal Miguel Obando y Bravo vivió momentos tensos en los cuales se le vino en la mente las posibilidades de morir por la misma Guardia en desbandada y desesperada. Expresa en su libro que cuando aterrizó el avión que lo traía de Costa Rica a Managua en el Aeropuerto “Las Mercedes” , que así se llamaba antes describió: “Cuando eran ya cerca de la siete de la noche, el avión empezó a tomar tierra, en el aeropuerto internacional de Managua. A gran velocidad, un grupo de vehículos militares cargados de soldados armados se juntaron a los laterales del avión en el que viajábamos, acompañándonos en todo el recorrido, hasta que el aparato se detuvo completamente”.
Total incertidumbre
Sigue escribiendo: “Nuestra situación era de total incertidumbre y mientras bajaba las escalerillas del aparato, no me dejaron de asaltar dudas sobre cuál sería la intención de la Guardia Nacional hacia mi persona”. Antes de ser trasladado a reunirse en el Bunker, así se llamaban las instalaciones del Estado Mayor y fortaleza militar del dictador Somoza previas a su caída, el alto jerarca religioso escribió en su libro “Agonía en el bunker” , lo siguiente: “Mi estado de ánimo era de un ligero temor por la situación tan confusa en que nos encontramos: con la Guardia Nacional perdiendo la guerra y ya casi sin oficiales, y con un vacío de poder en el gobierno”. Afirmó que el helicóptero que lo trasladaba del aeropuerto al bunker fue objeto de disparos por los soldados que estaban haciendo guardia en la pista cuando zarpaba y tuvo que descender cuando estaba a una altura de metro y medio , saltando el piloto hacia afuera en un intento de salvar su vida.
Un Capitán aclaró la situación afirmando que el que se encontraba en el helicóptero es Monseñor Miguel Obando y que el Estado Mayor requiere su presencia. Solo así zarpó el helicóptero. Sigue narrando que luego el helicóptero se fue y aterrizó “donde estaba la antigua EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería), órgano élite de la Guardia Nacional, hoy llamada ECA (Escuela Carlos Agüero) y que sigue cumpliendo las funciones de escuela militar; en ese instante, un grupo de 300 guardias nacionales bien armados, se lanzaron corriendo hacia el helicóptero donde me encontraba.
Nuevamente pensé que sería el último momento de mi vida
Miles de pensamiento brotaron por mi mente en un segundo y nuevamente creí que este si pudiera ser mi último momento de vida. Aquí sucedería lo que para mí representaría una gran sorpresa y un fuerte alivio. se pararon y me preguntaron:
–¡Ah! Es Monseñor, que alegre que ya está llegando a tomar el Poder. ¿Hay alguna novedad?
Yo totalmente extrañado ante su actitud les respondí:
—No, no hay ninguna novedad, solamente lo que ustedes ya conocen, he sido llamado por el Estado Mayor y me dirijo hacia el Bunker.
Caos total y GN quería negociar
El Cardenal Miguel Obando y Bravo narra al llegar al Aeropuerto internacional “Las Mercedes” en ese tiempo, que después de la salida del sustituto de Somoza, el temporal presidente Francisco Urcuyo Maliaños, había un caos total y la Guardia no sabía qué hacer.
En el Club de la Fuerza Aérea nicaragüense un grupo de oficiales de la misma graduación expresaron a su eminencia : “Allí uno de los oficiales titubeando nos comentó : Señores, Nosotros somos oficiales que hemos cumplido solamente con la Constitución de nuestro país. No creemos, pues, que por el hecho de haber portado este uniforme merezcamos la cárcel y mucho menos la muerte, es por eso que les suplicamos, que intercedan para evitar más derramamiento de sangre”, dijeron los ayer temibles oficiales de la Guardia Nacional.
Presentaron documento de 6 puntos
La GN estaba solicitando a través de su nuevo jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional, General Federico Mejía González, por medio de un documento de 6 puntos, entregado al Cardenal Obando por el Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Harry Bodán, la rendición pero “querían ser incluidos en las nuevas estructuras del ejército que se formase en Nicaragua. También solicitaban respeto a sus vidas y bienes de los miembros de la Guardia Nacional y los funcionarios públicos que deseasen quedarse en Nicaragua”. La GN decía que “entregaría sus armas a la nueva Junta de Gobierno y a la comisión internacional”. Las negociaciones eran tardías.
El asalto final del FSLN estaba decidido. El Cardenal Obando dice en su libro que el entonces miembro de la Dirección Nacional del FSLN , General Humberto Ortega Saavedra le dijo que ya no siguiera mediando porque el FSLN ya no lo haría y le dijo que le comunicara con el nuevo jefe del Estado Mayor General Federico Mejía para decirle que la Guardia Nacional tendría que salir con banderas blancas en señal de rendición.
Narración del Cardenal Miguel Obando sobre los últimos momentos de la GN
En la página 198 de Agonía en el Bunker , el Cardenal Obando y Bravo dice así : Eran aproximadamente las 7 de la mañana del 19 ( de julio de 1979) y durante el breve recorrido del Hotel Intercontinental al hospital militar , se representaba ante nuestros ojos las escenas de un cuadro dantesco.
Hicieron una gran hoguera
Por las calles vacías de todo tipo de tránsito , circulaban alocadamente los últimos vehículos militares, los soldados de la Guardia Nacional que se habían ido agrupando a las puertas del Hospital Militar, iban arrojando sus pertrechos, a una gran hoguera que para este fin habían encendido.
En este desfile no había victoria, ni sonar de clarines, ni orgullo de bravos guerreros, como en la poesía de Rubén Darío.
Sus rostros solo hablaban de miedo y vergüenza, de derrota y exilio, de sus estandartes y vistosos uniformes ya no quedaba más que una voluminosa columna de humo negro, producida por la fogata donde se retorcían calcinados ,cascos, uniformes, y correajes, produciendo un desagradable olor, que no hacía sino aumentar la imagen de por sí tétrica de esos momentos.
Llama a Somoza sin mencionarlo el que jugaba a ser rey
El que un día jugara a ser rey, había huido con su corte y sus soldados se habían quedado solos, sin saber ni por qué, ni por quién luchar, ya faltaban pocas horas para que se corriese definitivamente el telón de esta obra, que había durado 45 años.
Los que querían matarlo lo miraban con ojos de súplica
Las mismas personas que días atrás habían jurado matarme, hoy me miraban con ojos de súplica. Es difícil poder describir las sensaciones que recorrían mi cuerpo: por una parte me embargaba la tristeza al contemplar aquellas personas , que aún habiéndome despreciado e injuriado , eran hermanos míos y ahora sufrían, ante el temor de pensar en entregarse a un pueblo, al que muchas veces , ellos mismos habían humillado. A la vez que me sentía esperanzado en el pensar de un futuro más pacífico para nuestra Nicaragua.
El Cardenal Miguel Obando y Bravo dice que los nuevos mandos de la Guardia Nacional creían que él iba a hacerse cargo del poder después de la salida de Somoza y la posterior huida de su sustituto Francisco Urcuyo Maiaños. Recordó que hizo su mediación para evitar que los muchachos armados del FSLN se tomaran el antiguo Hospital Militar ya que en la euforia “ y animados posiblemente por el embriagante sabor de la victoria , me contestaron que estaban dispuestos a entrar y acabar con todos los guardias que se encontraban dentro, aseverando una y otra vez , que iban a fusilar a todos ; acompañando sus afirmaciones con fuertes y soeces palabras”, dice el relato de su eminencia el Cardenal Miguel Obando y Bravo, en su libro “Agonía en el Bunker”.
Cesaron disparos cuando los guerrilleros sandinistas lo vieron y Borge a cargo
Entre sus narraciones el prelado dice que cuando los muchachos guerrilleros disparaban contra las instalaciones del Hospital Militar él tuvo que salir y de inmediato cesaron los disparos al reconocerlo. El ahora finado Comandante Tomás Borge Martinez se puso a cargo de la situación después que el Cardenal se comunicara y confirmara, que la Cruz Roja internacional estaba recibiendo a los guardias nacionales que se estaban rindiendo y entregando sus armas, dice la valiosa narrativa histórica del alto jerarca católico Cardenal Miguel Obando y Bravo que fue declarado por la Asamblea Nacional, el 2 de marzo del 2016, Prócer Nacional de la Paz y la Reconciliación.