La ‘Lepidochelys’ vivió en el Mioceno Superior, cuando el planeta se estaba enfriando y volviéndose más seco
Paleontólogos han hallado restos de ADN en un fósil de una tortuga marina de 6 millones de años de antigüedad. El descubrimiento, una de las raras ocasiones en que se ha podido identificar material genético en fósiles tan antiguos de un vertebrado, ha sido descrito en un artículo de 11 páginas en la Revista de Paleontología de Vertebrados (Journal of Vertebrate Paleontology).
Los restos de un caparazón parcialmente conservado de tortuga ‘Lepidochelys‘ fueron encontrados en unas excavaciones en 2015 en la costa caribeña de Panamá y son la evidencia más antigua de su existencia.
El autor principal del estudio, Edwin Cadena, profesor de la Universidad del Rosario (Bogotá, Colombia) e investigador asociado del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá, matizó a Reuters que no han extraído ADN, sino que solo identificaron la presencia de sus rasgos en los núcleos.
Al hallar células de hueso preservadas —los osteocitos—, los investigadores descubrieron que en algunas de ellas se conservaron los núcleos celulares, que respondieron a una solución química que permite reconocer la presencia de restos de ADN.
La tortuga medía unos 30 centímetros de largo y vivía en el actual territorio de Panamá durante el Mioceno Superior, cuando el planeta se estaba enfriando y volviéndose más seco, con la caída del nivel del mar, pocas lluvias y la acumulación de hielo en los polos.
“Dentro de todo el registro fósil de vertebrados del planeta, esto solo se había reportado anteriormente en dos fósiles de dinosaurio, incluido uno del ‘Tyrannosaurus rex'”, puntualizó Cadena, en referencia al hallazgo de los restos de ADN.