Un académico que investiga esta cuestión en el Reino Unido mencionó que existe un compuesto llamado rapacimina, que se ha demostrado que puede extender la vida útil de los ratones entre un 10 % y 15 %
El profesor del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) Joao Pedro de Maglhaes sugirió que las personas podrían vivir 1.000 años o más una vez se logre eliminar el envejecimiento de las células del cuerpo humano, informó este sábado South China Morning Post.
El biólogo estadounidense George William propuso en 1957 una teoría que planteaba que el envejecimiento es el resultado de unos genes que se programan para ser beneficiosos durante la juventud, especialmente en período de fertilidad, aunque con el paso del tiempo provocan la degeneración de las células y los órganos.
De acuerdo con De Maglhaes, en caso de que el envejecimiento esté programado en nuestro material genético, la reprogramación de las células de algunos genes asociados a este proceso biológico permitirían suprimirlo.
Esto se podría lograr mediante la manipulación genética, con el fin de llevar a las células a un estado conocido como senescencia, en donde no se reproducen pero tampoco mueren. Sin embargo, el microbiólogo, de origen portugués, comentó que hasta el momento la tecnología para detener el envejecimiento a nivel celular aún no existe, aunque se podría crear en un futuro.
Pensando en una medicina para el envejecimiento
El bisabuelo de De Maglhaes murió de neumonía, considerada una de las principales causas de mortalidad en la década de 1920. No obstante, cuando el científico sufrió la misma enfermedad pulmonar, cuando era un niño, este se curó con una simple dosis de penicilina.
A partir de este episodio, le surgió la idea de que es posible desarrollar un fármaco para el envejecimiento que actúe de la misma manera que la penicilina al curar las infecciones en un corto plazo.
El académico mencionó que existe un compuesto bastante prometedor llamado rapacimina, que ha demostrado en pruebas de laboratorio que puede extender la vida útil de los ratones entre un 10 % y 15 %. Asimismo, explicó que este medicamento, que se utiliza para tratar algunos pacientes con cáncer, frena la degeneración celular, lo que implica un impacto en el envejecimiento.
Sin embargo, se ha documentado que existen efectos secundarios, que abarcan desde hinchazón en los pies hasta mareos. “De hecho, el envejecimiento es intrínseco a nuestra biología y a nuestro código genético, y desarrollar terapias será mucho más difícil”, sostuvo de Maglhaes.