Con la imagen de la Sangre de Cristo calcinada “por el odio” tras ataque de sujeto que nunca fue capturado, la Iglesia Católica realizará el Viacrucis
Si habrá el tradicional viacrucis penitencial a inicio de la Semana Santa, anunciaron las autoridades de la Iglesia Católica de Nicaragua, a pesar que la venerada imagen de la Sangre de Cristo este calcinada, tras el ataque de un hombre encapuchado que le lanzó una bomba incendiaria en la mañana del 31 de julio de 2020. El sujeto jamás fue capturado.
La imagen que será llevada es una de la Sangre de Cristo pintada al óleo. El pasado “viernes de dolores”, el cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua consagró la pintura. Este es el sexto viernes de Cuaresma que es la antesala de la Semana Santa. El Viacrusis será el Viernes 15 de Abril de 2022.
“Esta pintura al óleo sobre el lienzo de la preciosa imagen de la Sangre de Cristo no viene a sustituir nuestra preciosa imagen de la Sangre de Cristo calcinada por el odio”, aclaró el cardenal Leopoldo Brenes momentos cuando el cuadro ingresaba al templo.
Una vez ubicado sobre el altar, el religioso colocó tres cruces de oro, una en cada mano y una en los pies, así como “una reliquia de la imagen calcinada” que fue instalada en la parte superior del cuadro de manera que posesionará para el próximo viernes santo.
“Una imagen que sé que ustedes y yo la tenemos grabada en nuestra mente y nuestro corazón. Nuestra mirada estará a esta imagen calcinada por el odio”, manifestó el líder de la iglesia católica nicaragüense.
El cardenal afirmó que el cuadro fue hecho después de consultar con los sacerdotes de Catedral, con las religiosas y con los devotos, quienes “sugirieron” proceder con elaborar el cuadro para tener viva la fe hacia la Sangre de Cristo.
Durante la actividad, fue expuesta a la feligresía el rostro calcinado de la Sangre de Cristo, una representación religiosa traída de Guatemala hace más de 370 años.
Tradicionalmente, los sexto viernes de Cuaresma, los católicos se daban cita en Catedral de Managua para presenciar la tradicional “bajada” de la imagen, que era sacada de su nicho y quedaba expuesta dentro del templo para luego procesional en Viernes Santo.