Los restos de división celular, que antes se consideraba como una ‘bolsa de desechos’ de la célula, contiene material genético capaz de cambiar el destino de otras células, incluso de convertirlas en cancerosas
Los investigadores analizaron el contenido de los cuerpos medios celulares, que forman una conexión física entre las células hijas durante la división, y determinaron que contiene material genético funcional en forma de ARN. Sus resultados apuntan a que esta pequeña burbuja de materia celular, que luego queda como remanente de la división, tiene el poder de cambiar el destino de otras células, incluso convertirlas en cancerosas.
La mitosis y sus resultados
“Una célula se divide en tres cosas: dos células y un remanente de la parte media del cuerpo, un nuevo orgánulo de señalización”, explica la profesora de genética en la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.), Ahna Skop, quien dirigió la investigación. “Lo que nos sorprendió es que la parte media del cuerpo está llena de información genética, ARN, que no tiene mucho que ver con la división celular, pero probablemente funciona en la comunicación celular”, agrega.
“La gente pensaba que la parte media del cuerpo era un lugar donde las cosas morían o se reciclaban después de la división celular”, comenta Skop. “Pero la basura de una persona es el tesoro de otra. El cuerpo medio es un pequeño paquete de información que las células utilizan para comunicarse”, añadió.
La clave en el ARN
En estas estructuras, los científicos encontraron abundante cantidad de ARN mensajero (ARNm) con el código para sintetizar proteínas y los ribosomas necesarios para realizar esta síntesis. Las proteínas sintetizadas en el MBR no estarían involucradas en la división celular, pero sí en actividades que dirigen el propósito de una célula. Por ejemplo, la pluripotencia (la capacidad de convertirse en cualquiera de los muchos tipos diferentes de células del cuerpo) y la oncogénesis (la formación de tumores cancerosos).
Como un pequeño módulo de aterrizaje lunar
“El remanente del cuerpo medio es muy pequeño. Tiene un tamaño de una micra, una millonésima de metro”, plantea Skop. “Pero es como un pequeño módulo de aterrizaje lunar. Tiene todo lo que necesita para mantener esa información operativa procedente de la célula en división. Y puede alejarse del lugar de la mitosis, ingresar al torrente sanguíneo y aterrizar en otra célula lejana”.
Aunque los MBR son comúnmente reabsorbidos por una de las dos células hijas y luego degradados, en ocasiones estos MBR pueden ingresar al torrente sanguíneo y ser absorbidos por una tercera célula distante. Si esa célula absorbe esta estructura, puede comenzar a utilizar por error el ARN ingerido como si fueran sus propios planos, plantean los investigadores.