El agua, que fue hallada dentro del disco interno de la estrella PDS 70, está en forma de vapor caliente, a una temperatura de aproximadamente 330 grados centígrados
Un grupo internacional de astrónomos detectó por primera vez la presencia de agua cerca de la región interna del disco de gas y polvo que rodea a la estrella PDS 70, situada a 370 años luz de distancia de la Tierra en la constelación del Centauro, informó este lunes el Instituto Max Planck de Astronomía (Alemania).
La PDS 70 es una enana naranja tres cuartas partes más masiva que el Sol. Esta estrella, que tiene una edad estimada de unos 5,4 millones de años, alberga un disco interno y externo de gas y polvo separados por una brecha de 8.000 millones de kilómetros. Dentro de esta separación se han identificado dos exoplanetas gigantes gaseosos denominados como PDS 70 b y PDS 70 c.
“PDS 70 es una estrella similar a nuestro Sol, solo que más joven y más fría”, indicó la astrofísica Giulia Perotti, que explica que a partir de la observación de este cuerpo celeste se puede obtener información sobre la formación de los planetas del sistema solar, además de conocer acerca de “su composición química antes de que se formaran por completo”.
Los científicos reportaron, en un nuevo estudio publicado en la revista Nature, el descubrimiento de agua cerca del centro del disco interno de la PDS 70. Este hallazgo se logró mediante el uso del instrumento de infrarrojo medio (MIRI), que se encuentra a bordo del telescopio espacial James Webb de la NASA.
De acuerdo con la investigación, el agua dentro del disco interno está en forma de vapor caliente, a una temperatura de aproximadamente 330 grados centígrados. Los investigadores sugirieron que en esta región podrían formarse potencialmente planetas rocosos similares a la Tierra. Asimismo, recalcaron que cualquier cuerpo celeste que se desarrolle en el disco interior se podría beneficiar de la reserva de agua local, aumentando sus posibilidades de habitabilidad.
Buscar el origen del agua en el disco interno
Las nuevas observaciones obtenidas por el James Webb contradijeron las teorías previas que planteaban que la fuerte radiación de la estrella podría crear un ambiente seco en la parte interna del disco, lo que sería inapropiado para la formación de planetas rocoso.
No obstante, los expertos se preguntan de dónde vino el agua, ya que su presencia fue inesperada, aunque propusieron dos hipótesis para explicar su origen. La primera sugiere que las moléculas de agua pudieron originarse directamente en el disco interno a partir de una nebulosa rica en agua.
La segunda explicación supone que las partículas de polvo recubiertas de hielo podrían estar migrando desde el disco exterior frío al disco interior más caliente, donde el hielo de agua se sublimaría y se convertiría en vapor. “La verdad probablemente radica en una combinación de todas esas opciones”, subraya Perotti, que añade “que es probable que un mecanismo desempeñe un papel decisivo en el mantenimiento del depósito de agua del disco PDS 70”, por lo que la próxima investigación se centrará en “descubrir cuál es” ese proceso.