Más de 15 años después de que se descubrieran pulsos rápidos de ondas de radio electromagnéticas en el espacio profundo, su naturaleza sorprendente continúa asombrando a los científicos
Un equipo multinacional de científicos realizó observaciones cósmicas de una serie de ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés), utilizando el enorme radiotelescopio esférico de 500 metros de apertura (FAST) de China, el pasado año. Los resultados del estudio desafían la comprensión actual de la naturaleza física y el motor central de los FRB, pues reveló un entorno magnetizado en evolución y una asombrosa ubicación de la fuente de las FRB en el espacio profundo. La investigación ahondó en el misterio que rodea a estos extraños fenómenos, según comunicaron sus autores, este miércoles.
Desde que fueron descubiertas en 2007 por el astrónomo Duncan Lorimer y su estudiante David Narkevic, las FRB han fascinado e intrigado a la comunidad científica. Se trata de potentes pulsos de radio de origen desconocido que duran unos pocos milisegundos de promedio. Las fuentes, que suelen hallarse en galaxias situadas a millones o miles de millones de años luz de distancia, generan ráfagas rápidas de radio capaces de descargar tanta energía como cientos de millones de estrellas.
El equipo científico trabajó con una fuente de FRB activa llamada FRB 20201124A. Los investigadores detectaron 1.863 ráfagas en 82 horas durante 54 días que supuestamente procedían de un magnetar (estrella de neutrones) con un poderosísimo campo magnético. “Esta es la muestra más grande de datos FRB con información de polarización de una sola fuente”, comentó Kejia Lee, de la Universidad de Pekín, China.
Los expertos reconocen que se necesitan muchas más observaciones para revelar aún más la naturaleza de estos objetos. “Está claro que las FRB son más misteriosos de lo que imaginamos”, dijo el astrofísico Bing Zhang, de la Universidad de Nevada, Las Vegas, EE.UU. (UNLV), participante de este estudio.
¿Qué es lo sorprendente aquí?
Las variaciones irregulares y breves de la llamada ‘medida de rotación de Faraday’ dejaron sorprendidos a los científicos. La fuerza del campo magnético y la densidad de las partículas en las proximidades de la fuente de FRB subieron y bajaron durante los primeros 36 días de observación y se detuvieron repentinamente durante los últimos 18 días, antes de que la fuente se extinguiera.
“Lo comparo con filmar una película de los alrededores de una fuente de FRB, y nuestra película reveló un entorno magnetizado complejo, en evolución dinámica, que nunca antes se había imaginado”, dijo Zhang. “Tal entorno no se espera directamente para un magnetar aislado. Algo más podría estar cerca del motor de FRB, posiblemente un compañero binario”, agregó Zhang.
La observación óptica de la ubicación de FRB en su galaxia anfitriona, empleando el telescopio Keck de 10 m ubicado en Hawai, EE.UU., también creó desconcierto entre los astrónomos. Los científicos ubicaron la fuente de FRB en una distancia intermedia del centro de una galaxia espiral barrada, rica en metales como nuestra Vía Láctea, concretamente en una región intermedia de su brazo, con una baja densidad estelar. Los resultados de este estudio se publicaron en la revista Nature, este miércoles.
Zhang plantea que los cánones astronómicos actuales establecen que los magnetares jóvenes residen en regiones activas de formación estelar de una galaxia en formación. Pero la imagen óptica de la galaxia anfitriona de FRB 20201124A muestra que, inesperadamente, esta se encuentra en una región donde no hay actividad significativa de formación estelar.
“Esta ubicación es inconsistente con un motor central de magnetar joven formado durante una explosión extrema, como un estallido largo de rayos gamma o una supernova superluminosa, del que se cree que proceden los motores de FRB activas”, dijo Subo Dong, de la Universidad de Pekín.