Las estructuras óseas del ‘Macronectes tinae’ constan de un cráneo bien conservado y un humero erosionado que fueron encontrados por un coleccionista de fósiles entre 2017 y 2019
Un grupo de paleontólogos de instituciones científicas noruegas y neozelandesas reportó la primera evidencia de una especie de petrel gigante extinta, tras descubrir sus restos en los sedimentos de la Formación de Tangahoe, situada en la costa suroeste de la Isla Norte (Nueva Zelanda), que es conocida por albergar fósiles de vertebrados marinos que datan del Plioceno tardío.
En un estudio recientemente publicado en la revista Taxonomy, se especificó que las estructuras óseas de la desaparecida ave constan de un cráneo bien conservado y un humero erosionado (hueso superior del ala). Asimismo, se precisó que ambas piezas fueron encontradas entre 2017 y 2019 por el coleccionista de fósiles Alaistair Johnson.
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Los especialistas explicaron que decidieron nombrar a la nueva especie ‘Macronectes tinae’, en homenaje a la difunta pareja de Johnson, Tina King, quien en su momento mencionó que el cráneo del petrel gigante era su fósil favorito.
Su tamaño no hace honor a su nombre
A pesar de que esta especie era morfológicamente similar a sus semejantes petreles gigantes modernos, ‘Macronectes giganteus’ y ‘Macronectes halli’, los investigadores aseguraron que en realidad era mucho más pequeña que estos. Esta suposición se basó en las evidentes diferencias esqueléticas entre la extinta ave y sus congéneres vivos, que se encuentran distribuidos por todo el hemisferio sur, desde la Antártida hasta los subtrópicos.
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Sin embargo, el paleontólogo de la Universidad Ártica de Noruega, Rodrigo Salvador, citado este sábado por LiveScience, comentó que es difícil determinar con exactitud qué tan grande era ‘Macronectes tinae’, debido a las limitadas muestras fósiles con las que cuentan.
Los petreles gigantes del género ‘Macronectes’ son aves más litorales que otros petreles de su misma familia (‘Procellariide’), puesto que son las únicas especies que pueden pararse y caminar sobre la tierra, donde tienden a ser carroñeros y depredadores, siendo su principal fuente de alimentación las colonias de focas y pingüinos. También suelen cazar cefalópodos y peces cerca de la superficie del agua, además de alimentarse de otras aves marinas.
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En el caso de la ‘Macronectes tinae’, sus necesidades alimenticias seguramente estaban satisfechas por la fauna que habitaba en la Formación de Tangahoe, como la foca monje ‘Eomonachus belegaerensis’, el pingüino ‘Eudyptes atatu’, así como el albatros ‘Aldiomedes angustirostri’ y dos especies más pequeñas de petreles (‘Ardenna davealleni’ y ‘Procellaria altirostris’).
Por último, dadas las similitudes morfológicas y la corta edad del fósil (estimado entre 3,36 y 3,06 millones de años), se indicó que esta especie descubierta ahora tenía una anatomía y unos hábitos generalmente similares a los de los petreles gigantes actuales. “‘M. tinae’ es el primer petrel gigante fósil precuaternario jamás reportado”, subrayaron los científicos, concluyendo que el lugar donde se halló es “una pieza importante del rompecabezas para comprender la evolución y la biogeografía de las aves marinas”.
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