Grandes compañías han empezado a desviar sus buques a través del cabo de Buena Esperanza, en lugar de la ruta más barata del mar Rojo y el Canal de Suez
Los precios del transporte marítimo han subido más de un 300% en 2 meses debido a la escalada de la situación en el mar Rojo, donde los hutíes lanzan misiles y drones desde noviembre contra los embarcaciones, mientras que EE.UU. y el Reino Unido han atacado sus posiciones por segunda noche consecutiva en Yemen, informa Sky News.
Según las cifras facilitadas por la empresa mundial de logística DSV, el Shanghai Containerised Freight Index (SCFI), que mide el coste medio del transporte de un contenedor de 6 metros desde Shanghái a Europa, ha aumentado un 310% desde principios de noviembre. Además, en la última semana, durante la cual los países occidentales atacaron a los hutíes, subió un 8%, de 2.871 a 3.101 dólares.
El aumento de los precios comenzó a mediados de noviembre, cuando los hutíes empezaron a atacar los barcos que navegaban por el mar Rojo y que creían que podían dirigirse a Israel, expresando de este modo su apoyo a la Franja de Gaza. Como consecuencia, muchas compañías, entre ellas algunas de las más grandes del mundo como MSC, Maersk, CMA CGM y Hapag-Lloyd, están enviando sus buques a través del cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica, en lugar de la ruta por el mar Rojo y el Canal de Suez.
Para las empresas de transporte, el cambio de ruta es caro, ya que el rumbo a través de Sudáfrica es unos 10 días más largo y, por tanto, los seguros cuestan más, tienen que comprar más combustible y pagar más a los trabajadores. Al mismo tiempo, provoca retrasos en las entregas de carga, lo que afecta a otras empresas y a la producción en distintas partes del mundo. Por ejemplo, Tesla ya tuvo que cerrar su planta en Alemania por 2 semanas por escasez de piezas. Todo ello repercute negativamente en la economía mundial.
En este contexto, el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, advirtió que el encarecimiento del transporte conlleva riesgos inflacionistas, ya que este aumento provoca un incremento del precio de los bienes y, en consecuencia, repercute en la factura de los consumidores. “No cabe duda de que el tráfico marítimo se está viendo afectado y desviado. Esto aumentará los precios y los costes del transporte marítimo. Creo que en un principio será un problema de política monetaria mundial“, señaló Bailey.