Si no se reanuda el START III, “puede decirse que todo el sistema de tratados que ha existido desde la década de 1970 ha llegado a su fin”, opina el experto Robert Legvold
El fracaso en la renovación del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III) entre Rusia y EE.UU. podría provocar una nueva carrera armamentística en la que se correría el riesgo de perder las bases para trabajar en cuestiones nucleares en un contexto multipolar. Esta es una de las ideas que expuso el profesor emérito del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia Robert Legvold en una entrevista para la revista Russia in Global Affairs publicada este miércoles.
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Preguntado sobre si la decisión de Moscú de suspender su participación en el START III acabaría con los tratados clásicos de control de armamentos, Legvold subrayó que este acuerdo “se está muriendo” y ahora “su destino se ha convertido en un derivado” del conflicto ucraniano, por lo que sus fundamentos se verán aún más socavados mientras la confrontación continúe.
“Si no lo salvamos, puede decirse que todo el sistema de tratados que ha existido desde la década de 1970 ha llegado a su fin. Y con ello, se olvidaría la idea de que somos capaces de encontrar soluciones para regular las relaciones nucleares entre Rusia y EE.UU. a través de acuerdos más informales que formales (desde luego, no mediante acuerdos a través de negociaciones). Esto significaría que perderíamos la base para trabajar en cuestiones nucleares en un contexto multipolar”, afirmó, y señaló que también se perderían las perspectivas de un acuerdo entre Pekín y Washington.
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Además, de acuerdo con el politólogo, en este caso el mundo entrará en una época en la que habrá una nueva carrera armamentística, pero “de otro tipo”, ya que –en lugar de aumentar el número de sus armas nucleares– Rusia y EE.UU. rivalizarían por la superioridad cualitativa. Aseguró que la competencia se intensificaría en muchos ámbitos, ya que vivimos en tiempos de una mayor diversidad de armas, como misiles hipersónicos, o de nuevos espacios para la confrontación, como el espacio. Y todo esto se podría producir en una situación de ausencia total de medidas que regulen esta carrera.
“Dudo que Rusia sea la primera en reanudar las pruebas, pero responderá simétricamente”
Al mismo tiempo, reconoció que el paso dado por Moscú es un alivio para muchos funcionarios estadounidenses que desean llevar a cabo nuevas pruebas nucleares. Según Legvold, actualmente no se trata solo de personas que siempre se han opuesto a los tratados de control de armamento, sino también de quienes inicialmente no estaban en contra del asunto y que ahora se muestran contrarios ante cualquier acuerdo con el Kremlin.
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Sin embargo, el experto está convencido de que si Washington “se mueve en esta dirección debido al declive general en materia del control de armamentos, Rusia responderá simétricamente”. “Personalmente dudo que Rusia sea la primera en dar un paso para reanudar las pruebas, pero todo dependerá de la atmósfera general en el contexto de lo que está ocurriendo en Ucrania. Esto es lo que lo determina todo en estos momentos”, concluyó.
Rusia suspende su participación en el START III
El pasado 28 de febrero, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó una ley que estipula la suspensión de la participación del país en el tratado en el marco del cual los Estados firmantes se comprometieron a reducir sus fuerzas nucleares hasta 700 portadores, 1.550 ojivas nucleares y 800 lanzadores.
Subrayó que la medida durará hasta que Moscú determine cómo se contabilizará el arsenal conjunto de la OTAN. “Antes de regresar a la discusión sobre esta cuestión, debemos entender qué reclaman países de la Alianza del Atlántico Norte como Francia y Reino Unido y cómo vamos a contabilizar sus arsenales estratégicos, es decir, el potencial total de ataque de la alianza”, explicó el mandatario.