El optimismo por el inicio de una transición a partir de la elección presidencial del 28 de julio en Venezuela es escaso entre los que emigraron. El desinterés por las noticias sobre la política es otra constante entre la diáspora, de casi 8 millones de venezolanos.
Paola Pulgar, una venezolana de 34 años, no podrá votar desde Panamá en la elección presidencial de su país, dentro de dos meses. No actualizó sus datos como electora pues, precisó, le exigieron una cédula local que su residencia por razones humanitarias no incluye. Fue toda una montaña rusa emocional.
“En principio, me quitó el sueño. Pasé del enojo a la resignación, fue muy frustrante”, dijo a la Voz de América Pulgar, graduada en ingeniería química y quien militó en un partido político de oposición antes de emigrar, hace nueve años.
Al menos 58.000 venezolanos viven en Panamá, pero, como ella, la mayoría no podrá participar en una votación donde Nicolás Maduro aspira a reelegirse como presidente en un contexto desfavorable, donde todas las encuestas de firmas privadas le muestran detrás de Edmundo González Urrutia, el candidato de los partidos del antichavismo tradicional.
Si bien no podrá sufragar, tiene clara su opinión sobre la política de su país. “Es difícil tener fe” en un cambio de gobierno, dijo a la Voz de América. “No creo que esta elección tenga resultados distintos a los que hemos visto antes”, acotó.
El chavismo concatena ya 25 años de gobiernos, pero su oposición confía en traducir el descontento popular ante la crisis política, social y económica de la última década en un triunfo electoral que dé paso a una transición.
Esa dosis de esperanza del antichavismo local no parece haberse inyectado en gran parte de la diáspora venezolana, que involucra a al menos 7,7 millones de refugiados y migrantes en todo el mundo, de acuerdo con la plataforma R4V, que coordina 200 agencias y ONG.
“No tengo optimismo, aunque amaría ser sorprendida”, opinó en cuanto al eventual resultado de la elección presidencial Mariángel Alaña, una contadora venezolana, de 33 años, que reside en Santiago de Chile.
Como parte de los 444.000 venezolanos que viven en Chile, dijo tener dos respuestas opuestas a la pregunta de quién cree que será electo en la votación de julio: una es la que le dicta su “corazón”, anhelando el triunfo del candidato González Urrutia; y la otra es “la real”, describió, donde gana el chavismo.
“Hemos vivido más de 20 años con un sistema electoral viciado, así que lo mejor que puedo hacer a la distancia, por mi bienestar mental, es aceptar la realidad”, indicó Alaña, dando por sentado que Maduro sería reelecto.