En las últimas décadas muchos países de Latinoamérica y El Caribe se han visto golpeados por crisis políticas, económicas y sociales. Lo cierto es que, las dificultades y la inestabilidad son dos términos que pertenecen a nuestra historia. Estos conflictos han sido para algunos el empuje de dar un cambio a su realidad, para otros, el declive de su economía y calidad de vida. La educación ha sido la herramienta determinante para diferenciar a quienes han superado estos periodos austeros, quienes los han sobrellevado y a quienes han perdido todo en el proceso.
Estudios afirman que todas las crisis económicas comparten una característica. Y es que, logran poner al descubierto las carencias del sistema educativo del país donde se desarrollan. Al plantear una correlación entre las consecuencias y el grado de educación de los afectados, se confirma que los conocimientos financieros de éstos son realmente escasos.
¿Conocer términos económicos puede ser el antídoto ante una crisis financiera?
Probablemente, para algunos esto suene descabellado. Una crisis política y económica es compleja. Existen determinantes exteriores que dejan sin efecto cualquier iniciativa que parta del ciudadano de a pie. Entonces, ¿cómo enfrentarla? Si se deja de ver a la educación como una solución reactiva sino proactiva, se podrá entender su gran valor y utilidad. Por ejemplo, que una persona comprenda el significado de interés compuesto, las consecuencias del endeudamiento o la importancia de planificar un ahorro para su jubilación; ¿no podría significar algún cambio positivo?
Que una sociedad maneje conceptos como: inflación, devaluación, deuda externa o tasa de interés; ¿no le ayudaría a tomar mejores decisiones como electorado? Si los gobiernos fueran conscientes de cuánta pobreza y sufrimiento material se podría evitar o minimizar en tiempos de crisis, no repararían en recursos para mejorar la formación en economía y finanzas de sus habitantes.
Durante la depresión económica española en el 2008, se implementaron programas de educación financiera en diferentes centros de enseñanza. Dicha iniciativa se llevó a cabo por el acuerdo realizado entre el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Ministerio de Economía. Esto se realizó con un propósito, lograr que los clientes de las instituciones financieras tengan la capacidad para tomar decisiones asertivas. Posteriormente, se estableció un convenio de colaboración y un Plan de Educación Financiera para el quinquenio que se ha renovado continuamente.
A decir verdad estos planes de acción también se han implantado en diversos países de Latinoamérica, sin embargo, no gozan de éxito. Si lograr que la educación resulte atractiva es complicado. Conseguir que a las personas les interese aprender sobre educación financiera, es todo un reto. Actualmente, existe un interesante proyecto que se está incubando denominado MONEDEROsmart. Se tratará de una plataforma digital que brindará información sobre conceptos financieros de forma dinámica y atractiva. Esta iniciativa está siendo impulsada por dos jóvenes emprendedores, Florian Felsing y Alexander Eser.
El objetivo es lograr que la educación financiera esté al alcance de todos los ciudadanos que cuenten con un smartphone y acceso a internet. Su estrategia se basa en el uso de herramientas audiovisuales, material didáctico, infografías, etc. ‘’Son conceptos básicos que cualquiera puede entender con una buena explicación. Necesitamos consumidores preparados’’, manifiesta Florian. La finalidad de este proyecto es motivar el uso consciente de recursos económicos en la comunidad latina, de esta forma aportar a su crecimiento. La educación es la herramienta que permite a las personas desarrollarse y enfrentar contextos críticos. El informarse y comprender lo que sucede en una realidad, hace que sea menos complejo desafiarla.