En 2020, el mundo se vio golpeado por una crisis de salud pública sin precedentes, y los efectos del COVID-19 se sintieron en todos los aspectos de la vida de las personas.
Este año también se celebra el 75º aniversario de la firma de la Carta de las Naciones Unidas, la declaración que se encuentra en el corazón mismo del multilateralismo inclusivo que tanto necesita el mundo en estos momentos. Ahora más que nunca, la comunidad internacional debe realizar un esfuerzo conjunto para forjar ese futuro mejor y más sostenible que reclama la ONU. Taiwán está listo, dispuesto y capaz para ser parte de estos esfuerzos.
Con menos de 500 casos confirmados y siete muertes, Taiwán ha desafiado las predicciones y ha contenido con éxito el COVID-19. Todo ello es debido en gran parte a las rápidas medidas de respuesta adoptadas. Y además de cuidar de nuestro propio pueblo, comenzamos a proporcionar equipos y suministros médicos a otros países con serias necesidades.
Hasta finales de junio, Taiwán ha donado 51 millones de mascarillas quirúrgicas, 1,16 millones de mascarillas N95, 600.000 batas de aislamiento, 35.000 termómetros infrarrojos y otros materiales médicos a más de 80 países. Porque trabajando juntos por el bien común es como el mundo conseguirá derrotar el COVID-19.
En la Declaración sobre la Conmemoración del 75º Aniversario de las Naciones Unidas, los gobiernos y los jefes de Estado reconocen que sólo mediante el trabajo conjunto en solidaridad podemos poner fin a la pandemia y abordar eficazmente sus consecuencias. Por lo tanto, estos se comprometen a hacer que la ONU sea más inclusiva y a no dejar a nadie atrás mientras el mundo busca recuperarse de la pandemia.
Sin embargo, esta visión inclusiva, parece faltar cuando Taiwán, una de las democracias modelo del mundo y con una exitosa historia en la contención de la actual pandemia, continúa sin poder participar en el intercambio de experiencias e información con el sistema de salud de la ONU.
A pesar de que la pandemia ha hecho que la comunidad internacional sea muy consciente de la exclusión injusta y discriminatoria de Taiwán de la Organización Mundial de la Salud y del sistema de la ONU, la República Popular de China (RPC) continúa presionando a la ONU para bloquear a Taiwán. La ONU debe reconocer que solo el gobierno elegido democráticamente en Taiwán puede representar a sus 23,5 millones de habitantes.
No contar con la participación de Taiwán en las Naciones Unidas es una pérdida para la comunidad mundial. Al aprovechar su excelente trabajo sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, Taiwán puede ayudar a los países a recuperarse mejor de los trastornos causados por la pandemia. Ya estamos capacitados para ayudar, pero podríamos hacer mucho más si tuviéramos la oportunidad de participar en las actividades, reuniones y mecanismos de la ONU.
El ideal de defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos, que se establece en la Carta de la ONU no debe quedar en palabras vacías. De cara a los próximos 75 años, nunca es demasiado tarde para que la ONU dé la bienvenida a la participación de Taiwán.