Durante más de seis años un equipo internacional compuesto por más de 20 científicos desarrolló una investigación enfocada en la formación estelar 30 Dorado, ubicada en la Nube Grande de Magallanes, también conocida como la Nebulosa de la Tarántula. El resultado de esta labor determinó que el universo temprano tendría una mayor abundancia de estrellas masivas que el que la astrofísica contemporánea suponía.
La investigación, liderada por el astrónomo de la Universidad de Oxford, Fabian Schneider y en la que participó el investigador postdoctoral del Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Venu Kalari, fue publicada en la revista Science, y viene a cambiar la manera como se entendían los primeros momentos del universo.
En su etapa de observación, los científicos utilizaron el Very Large Telescopio o Telescopio Muy Grande (VLT) del Observatorio Paranal de la Organización Europea para la Observación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO) durante 160 horas, lo que les permitió aprovechar la ventaja del que es el instrumento óptico más avanzado del mundo, y que al utilizar sus cuatro telescopios puede ver detalles con 25 veces más precisión que con telescopios individuales de mayor tamaño.
“Las estrellas masivas son claves para la comprensión del cosmos, ya que tras colapsar en forma de supernovas generan los elementos químicos complejos… claves para el nacimiento de vida”, explicó Kalari, quien fue responsable de observar y analizar parte de los datos obtenidos con el VLT.
“Observar en esta zona del universo -ubicada a tan sólo 50 kilo parsecs- fue como meterse dentro de una máquina del tiempo, ya que su composición química es muy similar a la del comienzo del universo y ello nos permitió inferir que en dicho período habitaban una enorme cantidad de estrellas masivas, tal como lo constatamos en la Nebulosa de la Tarántula”, continuó el investigador.
Hasta ahora se pensaba que en el Universo primitivo no había elementos aparte del Hidrógeno y el Helio, así como que las estrellas masivas representaban un porcentaje menor del total de estrellas, siendo estas las fábricas cósmicas desde las que provienen todos los elementos más pesados que el helio, como el oxígeno o el hierro de nuestra sangre, los que fueron liberados a tras su explosiva muerte, las supernovas.
A juicio del investigador postdoctoral del Departamento de Astrónomos FCFM de la U. de Chile e investigador del Centro de Astrofísica CATA, ahora se abre un debate importante: ¿Qué tan universal son los resultados de la investigación? “La respuesta a esta pregunta impactará profundamente en nuestra comprensión de la evolución de nuestro Universo, y en cierto sentido, nuestras vidas, ya que todos los elementos de nuestra existencia cotidiana se formaron en estas estrellas”, concluyó.