La geoingeniería solar consiste en que los humanos incrementen de forma deliberada el reflejo de la luz solar de vuelta hacia el espacio.
Investigadores de Estados Unidos propusieron un nuevo método de geoingeniería solar que inyectaría calcita en los niveles superiores de la atmósfera para ayudar a combatir el calentamiento global y reparar la capa de ozono.
La geoingeniería solar consiste en que los humanos incrementen de forma deliberada el reflejo de la luz solar de vuelta hacia el espacio, incluyendo enviar aerosoles de sulfato reflector de luz a la estratosfera.
Pero estos aerosoles de sulfato pueden implicar riesgos significativos, dado que pueden producir ácido sulfúrico en la estratosfera, lo que dañaría la capa de ozono, según el estudio publicado en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences.
“En la investigación de geoingeniería solar, introducir ácido sulfúrico en la atmósfera ha sido hasta ahora la única idea que ha sido estudiada con seriedad”, dijo David Keith, profesor de la Universidad de Harvard y uno de los autores del estudio.
“Esta investigación es un punto de inflexión y una importante medida en el análisis y reducción de ciertos riesgos de la geoingeniería solar”, añadió.
Investigaciones anteriores se habían concentrado en la forma de limitar las reacciones perjudiciales para el ozono producidas por aerosoles no reactivos. Pero Keith y sus colegas asumieron un enfoque totalmente distinto y se enfocaron en los aerosoles que son altamente reactivos.
“Siempre que se introducen superficies en la estratosfera, aunque en un principio no sean reactivas, se obtienen reacciones que en última instancia resultan en la destrucción del ozono porque están cubiertas con ácido sulfúrico”, dijo Frank Keutsch, otro de los autores de la Universidad de Harvard.
Para evitar que los aerosoles perjudiquen el ozono, las partículas tienen que neutralizar el ácido sulfúrico, nítrico y clorhídrico en su superficie.
Mediante un extenso modelado de química estratosférica, el equipo finalmente encontró que la calcita, un componente de la caliza, puede contrarrestar la pérdida de ozono mediante la neutralización de ácidos originados por emisiones en la atmósfera, además de reflejar la luz y enfriar el planeta.
“La calcita es uno de los compuestos más comunes encontrados en la corteza terrestre”, dijo Keith. “Los cantidades a utilizarse en aplicaciones de geoingeniería solar son pequeñas en comparación de lo que se encuentra en el polvo de la superficie”.
Los investigadores ya han iniciado las pruebas con calcita en experimentos de laboratorio que imitan las condiciones en la atmósfera.
Keith y Keutsch advirtieron que cualquier cosa introducida en la atmósfera podría tener consecuencias inesperadas y que incluso si los riesgos que implican pudieran reducirse a niveles aceptables, la geoingeniería solar no es una solución al cambio climático.
“Aunque son desagradables y poco óptimas, me temo que ha llegado el momento de considerar estas técnicas de forma más seria”, indicó Matt Watson de la Universidad de Bristol, quien no participó en el estudio.
“Los recientes eventos políticos, especialmente en Estados Unidos, indican cada vez más que es posible que no resolvamos este problema tan sólo con la mitigación convencional. Por consiguiente, tenemos que pensar en una gama de potenciales soluciones sin importar cuán desafiantes sean en términos políticos, sociales o tecnológicos”.