Investigadores del Cinvestav encontraron que radiación con la luz roja y verde puede proteger al cristalino del desarrollo de cataratas
La Organización Mundial de la Salud estima que al menos la mitad de los casos de ceguera son consecuencia de las cataratas; en el caso de México esa enfermedad es la causa de ceguera prevenible más importante y tiene una prevalencia del tres por ciento en adultos mayores de 50 años.
Este padecimiento consiste en la opacidad del cristalino del ojo como consecuencia de la descomposición de las proteínas oculares, que ocurre durante el envejecimiento de la persona. Sin embargo, factores como la diabetes, lesiones, tabaquismo o demasiada exposición a la luz ultravioleta aceleran esta afectación.
Es por ello que cobra relevancia una investigación realizada en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Monterrey, donde un grupo de científicos, coordinado por Hilda Mercado Uribe, analizó la reacción de proteínas globulares, entre ellas, la llamada beta cristalina, tras irradiarlas con luz visible roja y verde.
Lo primero que encontró el grupo de investigación de Mercado Uribe fue que la proteína irradiada con esta luz visible cambia su estructura, se aglomera y se hace más cohesiva; es decir, se compacta más.
“Sabemos que cuando las proteínas oculares son expuestas a radiación ultravioleta (UV), que es parte de la luz del sol, éstas se despliegan, cambian sus propiedades y sus funciones biológicas se pueden ver alteradas. Lo que resultó interesante es que si la proteína beta cristalina es irradiada primero con luz visible (roja y verde) y después es expuesta a la radiación ultravioleta, los efectos de ésta última se van minimizando; es decir, la luz visible neutraliza el daño provocado por la UV”, explicó la investigadora del Cinvestav.
El estudio fue realizado con proteínas in vitro a las que se irradiaba con luz verde, roja y ultravioleta proveniente de diodos (LED’s) a tres diferentes dosis. Los efectos fueron evaluados a través de la técnica de calorimetría, dispersión dinámica de la luz, fluorescencia y dicroismo circular.
La explicación de su hallazgo está basada en fundamentos físicos: la luz visible aumenta la cohesión en la proteína debido a que se fortalecen e incrementan el número de puentes de hidrógeno, y esto hace más difícil que la luz UV despliegue a la proteína y le provoque un daño. Las consecuencias de este resultado es la modificación del panorama de plegamiento de la proteína.
Estos resultados dan paso a una posible aplicación de tratamiento preventivo de las cataratas por medio de fototerapias que podrían administrarse a personas con riesgo a padecer estas afectaciones oculares, como es el caso de los adultos mayores o pacientes con diabetes.
Actualmente, el mismo grupo de investigación está analizando los efectos de la luz visible en uno de los componentes más estudiados de la piel: la melanina, para entender un poco más el proceso de pigmentación de la piel.
Esta investigación se ha reportado en un par de artículos en revistas internacionales y fue parte de la tesis de doctorado de Juan Horacio Espinoza, en el Cinvestav Unidad Monterrey.