La elevada cantidad de excursionistas que ascienden la famosa montaña ha generado alarma entre las autoridades, ya que se ha observado un aumento en los niveles de contaminación, así como otras tensiones
El monte Fuji es considerada la montaña más emblemática y sagrada Japón. Sin embargo, recientemente se ha convertido en un sitio tumultuoso debido a la gran afluencia de turistas locales y extranjeros, lo que representa un desafío ecológico que podría costarle su condición de Patrimonio Mundial.
La elevada cantidad de excursionistas que ascienden a la famosa montaña, situada entre las prefecturas de Yamanashi y Shizuoka, ha generado alerta entre las autoridades locales, puesto que se ha observado un aumento en los niveles de contaminación, así como otras tensiones.
“El Fuji enfrenta una crisis real”, declaró este sábado un funcionario de la prefectura de Yamanashi, Masatake Izumi, quien señaló que el flujo de turistas “es incontrolable”. Asimismo, comentó que temen que el volcán, que entró en erupción por última vez en 1707, próximamente “se vuelva tan poco atractivo que nadie quiera escalarlo”. “Necesitamos abordar el exceso de turismo ahora”, indicó Izumi.
Disminuir el número de visitantes
Las autoridades de la prefectura de Yamanashi anunciaron en agosto que impondrían medidas para restringir el número de excursionistas en caso de que los senderos que llevan a la cima del Monte Fuji estuvieran demasiado transitados. Izumi destacó que el aviso de las autoridades tuvo el efecto deseado, por lo que al final se decidió no implementar la acción.
Por su parte, el gobernador de la prefectura, Kotaro Nagasaki, propuso que, para garantizar que el Monte Fuji no pierda su designación de la Unesco, se construya un sistema de tranvía para que la montaña sea únicamente accesible por este medio.
La solución sugerida por Nagasaki controlaría el flujo de senderistas que utilizan la carretera principal para llegar al punto de partida de ascenso al volcán. “Creemos firmemente que, con respecto al turismo en el Monte Fuji, es esencial pasar de un enfoque cuantitativo a uno de calidad”, reiteró Nagasaki.
En 2013 el Monte Fuji fue incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, lo que ocasionó que su popularidad turística aumentara. Paradójicamente, este nombramiento se realizó con el fin de que Japón redujera el daño ambiental causado por los visitantes en su recorrido por la icónica montaña, además de que se llevaran a cabo mejoras en los paisajes artificiales, como los grandes estacionamientos construidos para acomodar a los turistas.
De acuerdo con las autoridades niponas, se espera que la cantidad de viajeros disminuya ligeramente este año con respecto a lo registrado en 2019. No obstante, esta cifra podría volver a aumentar el próximo año, una vez que los turistas, particularmente de China, regresen para la nueva temporada de escalada en el Monte Fuji.