Ninguno de los candidatos se acercó al 40% de apoyo necesario para alcanzar la presidencia. Sin embargo, Fabricio (PRN) y Carlos Alvarado (PAC) lideran la puja por la segunda ronda
Costa Rica ha concluido sus comicios sin haber elegido un sucesor para el mandatario Luis Guillermo Solís. El Gobierno del periodo 2018-2022 deberá ser definido por los costarricenses en segunda ronda electoral, luego de que ninguno de los candidatos se acercara este domingo al 40% de votos necesarios para alcanzar la presidencia.
Un 67% de los 4,9 millones de ticos fue llamado a ejercer su voto en la fiesta electoral, que ha transcurrido sin incidentes, con presencia de observadores internacionales e incluso con una proyectada reducción del abstencionismo. Sin embargo, la incertidumbre en cuanto al rumbo político del país se vio marcada en la papeleta.
Según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), con un 89,09% de las juntas receptoras de votos procesadas y un abstencionismo de 34,27%, 4 de los 13 candidatos han logrado un apoyo superior al 15%, pero ninguno de ellos ha sobrepasado el 25%. La puja por la presidencia se muestra de la siguiente forma:
Una vez que sea escrutado el 100% de los sufragios se definirán los dos candidatos con mayor cantidad de votos, que se verán las caras en la segunda ronda electoral el próximo 1 de abril.
Más que un reflejo de las propuestas de campaña, estos resultados probablemente se han visto influenciados por los altercados verbales entre los candidatos, sus posturas religiosas, sus promesas en torno al aborto y a la comunidad LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales), y por un fuerte escándalo de corrupción conocido como el ‘cementazo’, que ha salpicado a integrantes de varios partidos políticos.
Junto con las presidenciales fueron llevadas a cabo las elecciones de los 57 diputados del país. Como muestran los resultados, el candidato que gane en abril deberá gobernar sin mayoría en la Asamblea Legislativa, por lo cual tendrá que buscar alianzas en el órgano legislativo para abordar serios desafíos como el auge del narcotráfico y el elevado déficit fiscal.