Estados Unidos se prepara para el debate presidencial de este martes entre Donald Trump y Kamala Harris. El republicano, con más experiencia en debates, se enfrenta a la demócrata, debutante en esta arena. El encuentro será clave para definir el tono de las elecciones de noviembre, según expertos.
WASHINGTON — Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, la demócrata Kamala Harris, y el republicano, Donald Trump, se verán cara a cara por primera vez este martes durante el debate presidencial de ABC News en Filadelfia. Ambos, tienen “mucho que ganar o que perder”, dijeron expertos a la Voz de América.
Trump acumulará siete participaciones en debates presidenciales, la mayor cantidad en la historia de Estados Unidos, mientras Harris se enfrentará por primera vez a este tipo de foro.
“Si bien los candidatos deben prepararse para cuestiones políticas como la economía, los asuntos exteriores, la inmigración, el control de armas, el aborto… también deberán pensar estratégicamente en la construcción de su imagen”, dijo a la VOA Tammy Vigil, profesora de comunicaciones en la Universidad de Boston.
Vigil resaltó que el expresidente republicano es “particularmente hábil para atacar a sus oponentes, ya sea utilizando información real o inventada para hacerlo” por lo que “Harris necesita encontrar una manera de corregir la desinformación sin sonar como una maestra crítica. Necesita mostrar una personalidad con la que los espectadores puedan identificarse”, agregó.
Donna Hoffman, experta en ciencias políticas en la Universidad del Norte de Iowa, detalló que cada candidato buscará establecer contrastes con su oponente. Trump, por su parte, suele ser “ligero” en detalles de propuestas de política, mientras Harris se “presentará” en algunos aspectos a los votantes que recién están sintonizando las elecciones presidenciales.
“La campaña de Trump quiere volver al pasado (hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande), mientras que la campaña de Harris ha hecho hincapié en mirar hacia el futuro (no vamos a volver atrás). Espero que destaquen las políticas que encajan en ese marco”, agregó Hoffman.
La última vez que Trump se enfrentó a una candidata mujer fue Hillary Clinton en 2016, uno de ellos recordado por haberse acercado físicamente a ella, haciendo muecas a sus espaldas, y cuando se refirió a Clinton como “el diablo” y una “mujer desagradable”.
“Creo que mucha gente se pregunta si veremos un regreso a algunas de las dinámicas de debate de género de 2016… Esto incluyó muchas interrupciones, exceso de conversación y posturas físicas”, dijo Erin Cassese, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Delaware.
Inmigración, economía y aborto como centro de atención
La inmigración, el estado de la economía y el acceso al aborto, serán tres de los temas principales en el encuentro entre los candidatos, según los expertos. “Ambos candidatos han ocupado cargos ejecutivos, por lo que ambos se enfrentarán a preguntas sobre varios aspectos de sus historiales”, explicó Cassese.
Se espera que Harris le vuelva a echar la culpa a Trump por el fracaso de un proyecto de ley bipartidista que Trump pidió a su base que bloqueara en el Congreso por considerarlo un “mal proyecto”, a pesar de que era la primera vez que los dos partidos se habían comprometido en hacer reformas a ley migratoria.
“Creo que (Trump) se centrará en (la inmigración). No sé si se centrará en ello con una política clara, en lugar de una retórica amplia, como la de deportar a todo el mundo, el tipo de retórica que ha estado utilizando. Pero sin duda atacará a la administración Biden-Harris por lo que han hecho o no han hecho en la frontera”, dijo a la VOA David Redlawsk, psicólogo político de la Universidad de Delaware.
Aunque según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), los cruces irregulares en la frontera han disminuido drásticamente en los últimos meses, los republicanos continúan su mensaje de una “frontera abierta” bajo la administración Biden.
“Es un punto difícil para los demócratas en general…creo que Harris simplemente tendrá que defender de alguna manera esta percepción de que las fronteras están invadidas, aunque esa percepción, sobre una base objetiva, realmente no es cierta en este momento”, agregó Redlawsk.
La vicepresidenta también podría atacar a Trump por su nombramiento de tres jueces de la Corte Suprema que ayudaron a revocar Roe v. Wade y terminar con el derecho constitucional al aborto, mencionar el “Proyecto 2025”, un marco de políticas conservadoras escrito por algunos de sus asesores más cercanos, y contrastar su historial como fiscal con los casos legales que pesan contra Trump.
Trump, por su parte, ha acusado a Harris de ser una izquierdista radical, al tiempo que ha sugerido que es responsable de la agenda política más centrista de Biden. En ocasiones, ha cuestionado su inteligencia y su identidad racial.
Según la profesora de comunicaciones Tammy Vigil, la actual vicepresidenta ha “demostrado su capacidad para meterse bajo la piel de Trump de una manera que lo saca de su juego habitual. Será interesante ver si puede lograrlo dentro de los límites del debate y si Trump responde de manera efectiva”.
¿Cuáles son las reglas del debate?
En muchos aspectos, este debate será igual al anterior entre Joe Biden y Trump. Durante 90 minutos, Harris y Trump debatirán en un estudio de televisión, sin declaraciones de apertura y con los micrófonos apagados cada vez que sea el turno de hablar del otro candidato.
El debate comenzará a las 9 de la noche hora del este de EEUU en el Centro Nacional de la Constitución en Filadelfia, un museo dedicado a la Constitución de Estados Unidos.
Un lanzamiento de moneda virtual determinó la ubicación del podio de los candidatos y el orden de las declaraciones finales: el expresidente Trump ganó el sorteo y eligió ofrecer la última declaración final del debate. La vicepresidenta Harris seleccionó estar ubicada en el podio al lado derecho de la pantalla.
Harris y Trump tendrán dos minutos cada uno para responder las preguntas, y otros dos minutos para responder a declaraciones del otro candidato, con un minuto adicional para seguimientos o clarificaciones.
“Es diferente y lo mismo a la vez. Es diferente en el sentido de que es una dinámica diferente entre los candidatos, pero es lo mismo en el sentido de que ambos siguen teniendo el mismo objetivo, que es parecer fuertes, efectivos y captar la atención de la gente”, dijo el psicólogo político Redlawsk.
Las mismas reglas han sido blanco de debate por parte de las campañas. Por un lado, Harris buscaba que los micrófonos estuvieran abiertos durante todo el debate, mientras Trump insistió en que estuvieran silenciados.
“El equipo de la vicepresidenta Harris prefiere un micrófono sin silenciar, ya que prevé que hará que el expresidente parezca menos comedido y más combativo. Probablemente le dará al público una idea más precisa de lo que está sucediendo en el escenario del debate”, agregó la profesora Cassese.
Este tipo de encuentros son clave en el panorama de campaña. A menos de dos meses de las elecciones presidenciales, el debate -según los expertos- será un momento definitivo para intentar ganar a los votantes indecisos en estados clave.
“Con la votación anticipada, se acorta el tiempo entre este debate y la probabilidad de que el electorado vote. Eso aumenta el poder de este debate para moldear potencialmente esos votos entre electores que están indecisos”, dijo Kathleen Hall Jamieson, directora del Centro de Políticas Públicas de la Universidad de Pensilvania.
Fue precisamente el primer debate entre Biden y Trump, el que puso en marcha la eventual renuncia del actual mandatario a su búsqueda de la reelección, dejando a Harris al frente de la boleta demócrata.
Harris llegará al debate con impulso. Después de cerrar la Convención Nacional Demócrata en Chicago el 22 de agosto, su campaña anunció que había recaudado más de 500 millones de dólares desde que se incorporó a la contienda. Mientras Trump llegará con una victoria judicial, luego de que un juez de Nueva York retrasara hasta después de las elecciones una sentencia por cargos relacionados con el pago de dinero a una estrella porno para silenciarla.
[Con información de Reuters]