Miembros de la iglesia evangélica Perla de Cristo tuvieron que interrumpir un viaje por el norte de Guatemala tras correr el riesgo de ser linchados como presuntos secuestradores de niños, informó hoy la Policía Nacional Civil (PNC).
Según un comunicado de la institución, una veintena de mujeres, hombres y niños de esa denominación religiosa fueron rodeados por más de 300 personas empeñadas en aplicar justicia contra ellos, en el camino hacia el Monumento Natural Semuc Champey, municipio de Lanquín, departamento norteño de Alta Verapaz.
Los pobladores del lugar respondieron de ese modo a la alerta de una madre, cuyo hijo se asustó al ver a los turistas bajar de los vehículos en que viajaban y pensó que lo iban a secuestrar.
La confusión pudo generarse porque uno de los dos transportes sufrió una avería y uno de los visitantes bajó a buscar una pieza que cayó fuera del mismo, cerca de un grupo de niños que jugaban allí.
Lo cierto es que luego de la alarma alrededor de 300 personas de la zona rodearon a a los extraños para interpelarlos y aplicar justicia, bajo el supuesto de que estos eran delincuentes.
El diálogo de las autoridades con los habitantes del área fue lo que permitió que estos liberaran a los retenidos, quienes volvieron custodiados por los agentes hasta la ciudad de Cobán, agrega la nota de prensa.
En las comunidades que rodean a Semuc Champey -Chicanuz, Santa María Semuc Champey, Chisubin y Semil- y otras aldeas cercanas prevalece la cultura del terror por el constante acoso, criminalización, uso de la fuerza y detenciones arbitrarias contra sus pobladores, aseguran organizaciones civiles.
De manera particular el bloque conformado por organizaciones comunitarias dedicadas al manejo sostenible de sus bosques, plantaciones forestales, fuentes de agua y otros bienes naturales, Utz Che’, denunció en reiteradas ocasiones los atropellos cometidos contra esas comunidades mayas q’eqchi’.
Asimismo advirtió de los riesgos que ello supone para la estabilidad social en la zona, donde es evidente la ausencia del estado de derecho en detrimento de sus habitantes, mayoritariamente indígenas.
Organizaciones humanitarias concuerdan en que en casi la totalidad los linchamientos responden a factores como los citados, que están directamente vinculados al permanente racismo y discriminación contra los pueblos originarios en Guatemala.
Sólo de 2008 a 2015 ocurrieron en el país mil 367 casos de linchamientos, que dejaron como saldo 305 muertos y mil 62 heridos, según informes del Grupo de Apoyo Mutuo.