En medio del fin del alto el fuego anunciado por el Ejército sirio, aún más incertidumbre envuelve al desenlace del sangriento conflicto que se desarrolla en el país árabe.
Este lunes el Ejército de Siria ha anunciado el fin del alto el fuego en el país. La respuesta de Damasco al incumplimiento por grupos rebeldes del pacto de cese de las hostilidades, que entró en vigor el 12 de septiembre, ha sido la última gota que ha inclinado la caldera hirviente del conflicto sirio hacia un futuro desconcertante.
El papel del pacto sobre la tregua, acordado por Rusia y Estados Unidos el 9 de septiembre, ha sido destacado por el propio Ejército sirio, que reconoció que “el régimen de alto el fuego habría sido una gran oportunidad para detener el derramamiento de sangre”. Una gran oportunidad que ahora resulta en vano tras más de 300 infracciones por parte de la oposición. Mientras los políticos buscan soluciones para poner fin al sangriento conflicto que lleva más de cinco años arrasando Siria, el país se encuentra vulnerable frente a la amenaza terrorista.
El Ejército sirio en Alepo, bajo fuego
Según el Centro ruso para la reconciliación en Siria, este lunes en el sudoeste de Alepo milicianos del Frente al Nusra han emprendido una ofensiva a gran escala contra las posiciones del Ejército sirio. Los rebeldes lanzaron ataques contra el territorio de la Academia Militar Al Assad y las zonas residenciales. Tras intensos combates, lograron expulsar a las tropas gubernamentales y los destacamentos de la milicia popular de las afueras de Alepo en la zona sur, tomando el control temporal de la carretera Castello.
Un fatal bombardeo de EE.UU. en Deir ez-Zor
En medio de la inestabilidad política y la constante amenaza terrorista, Siria se ha convertido en escenario de la lucha internacional contra el Estado Islámico. A pesar del objetivo de aniquilar a la organización terrorista, varios aviones de la coalición liderada por Estados Unidos atacaron este sábado instalaciones clave de las unidades del Ejército sirio cerca del aeropuerto de la ciudad de Deir ez-Zor, el principal baluarte de las fuerzas leales a Damasco en el este del país.
Tras una serie de ataques perpetrados por dos aviones F-16, dos aviones A-10 y un vehículo aéreo no tripulado, al menos 62 militares sirios perdieron la vida y más de 100 resultaron heridos. Además, los combatientes del Estado Islámico comenzaron una ofensiva en la zona que duró varias horas. En las horas posteriores a la ofensiva estadounidense, los aviones rusos ejecutaron 10 ataques para apoyar a la resistencia de la guarnición de Deir ez-Zor.
Damasco calificó lo sucedido de “agresión abierta y notoria” mientras que Rusia convocó a una sesión urgente el Consejo de Seguridad de la ONU. Por su parte, la Casa Blanca admitió que la aviación estadounidense había protagonizado los bombardeos y transmitió “su pesar” por la muerte de los militares sirios.